Hasta un 15% de españoles puede padecer faringitis este invierno

Las bajas temperaturas favorecen las infecciones víricas de las vías respiratorias altas y la aparición de síntomas como dolor de garganta e irritación

Las infecciones víricas que afectan las vías respiratorias superiores, como la gripe, el resfriado común o la faringitis, tienen una especial incidencia en los meses de otoño e invierno. El aire frío entra directamente a la garganta, que no está preparada para filtrarlo y calentarlo, provocando irritación. Además, las bajas temperaturas favorecen la proliferación de virus y una ralentización del sistema inmunitario. La gripe o el resfriado son los principales causantes del dolor de garganta o faringitis, una incómoda sequedad e irritación en la garganta, en ocasiones acompañada de inflamación y fiebre.

Se calcula que entre un 5 y un 15% de los adultos padecerá procesos víricos respiratorios durante el periodo de invierno, una cifra que puede llegar al 50% en colectivos que pasan mucho tiempo en espacios cerrados, como escuelas o residencias.

Recomendaciones para evitar el dolor de garganta

En esta época del año conviene seguir algunos sencillos hábitos para prevenir posibles molestias de garganta. Los expertos de Aquilea, la marca de Uriach de productos naturales, brindan algunos consejos para cuidar de nuestra garganta:

  • Procura beber suficiente agua para mantener la zona hidratada y combatir la sequedad característica del dolor de garganta.
  • Cubre y protege tu cuello, y asegúrate de que tu casa y oficina estén bien climatizadas. Una temperatura en torno a 20 grados es lo ideal; más frío empeorará tu dolor de garganta y más calor resecará tus mucosas.
  • Evita el tabaco y el alcohol durante tu periodo de recuperación, ya que reduce la hidratación natural de esta parte del cuerpo.
  • No fuerces la voz, grites o hables muy alto, pues puede provocar afonía.

Más noticias sobre Alcoholismo

> Ver todas

Noticias relacionadas

> Ver todas
Respuesta de los tejidos corporales a una agresión o herida, caracterizada por calor, dolor, rubor y tumefacción. Su gravedad, sus características especiales y su duración dependen de la causa, de la zona afectada y del estado de salud del individuo.

Ver