Desde la aparición del COVID-19 muchas son las dudas que se plantean las mujeres en relación con el seguimiento de su embarazo y el parto.
Para dar respuesta a todas ellas, el Dr. Juan José López Galián, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud San José, ha preparado una explicación para las más frecuentes:
¿Tienen más riesgo las embarazadas que la población general?
Existen muy pocos datos disponibles de embarazadas afectas de COVID-19, pero parece que las embarazadas no son más susceptibles de infectarse por coronavirus, ni para padecer complicaciones graves, de hecho, este nuevo coronavirus parece afectar más a hombres que a mujeres.
No estamos observando mayores tasas de infección en embarazadas que en población general, incluso más bajas, y muchas asintomáticas. La edad, el sexo y la ausencia de patologías concomitantes actúan a favor, aparte de que al tratarse de población más sensible las medidas de protección y confinamiento se toman precozmente y de forma más estricta.
¿Existe riesgo de transmisión de la enfermedad de la madre al bebé durante el embarazo o el parto?
Los datos actuales no sugieren un mayor riesgo de aborto o pérdida gestacional precoz en gestantes con COVID-19.
No existe evidencia clara de transmisión intrauterina y si la hay, sería infrecuente. En esta situación, parece poco probable que la infección por COVID-19 pueda producir defectos congénitos.
No se ha demostrado presencia de virus en secreciones vaginales por lo cual tampoco existe riesgo de infección a lo largo de este proceso.
¿Ha supuesto el COVID-19 cambios en los controles durante el embarazo?
En pacientes asintomáticas, lógicamente, no ha habido más cambios en el control del embarazo que los determinados por las normas de confinamiento, tele o videoconsultas, con las mismas pruebas que en un embarazo normal, restringiendo las consultas presenciales a las estrictamente imprescindibles.
¿Existen precauciones especiales que deban tomar las mujeres embarazadas mientras dure la situación actual?
Como hemos referido anteriormente seguir escrupulosamente las indicaciones de aislamiento social e higiene personal difundidas por las autoridades sanitarias, consultando a su ginecólogo o médico de atención primaria ante cualquier síntoma sospechoso.
¿Cómo será mi parto si estoy infectada? ¿Será muy distinto respecto a una mujer que no lo esté?
En el caso de tratarse de un caso positivo confirmado al iniciarse el proceso del parto, evidentemente, se tomarían una serie de medidas encaminadas a minimizar la posibilidad de contagio materno fetal y neonatal y al entorno sanitario. Hablamos de pacientes asintomáticas o con síntomas leves y en centros preparados, con circuitos establecidos para la atención de esos casos.
Todo el proceso del parto realizará en una única sala de partos, de preferencia con presión negativa o en su defecto en el quirófano establecido en el protocolo vigente, y con la utilización de EPI-B por parte del personal implicado en la atención del parto. La paciente deberá utilizar mascarilla quirúrgica durante todo el proceso y la vía del parto la determina la situación clínica materna y fetal, pudiendo desarrollarse vía vaginal en todos los casos favorables.
Puede estar acompañada durante este proceso, con las debidas medidas de higiene, siempre y cuando el acompañante sea asintomático y sin sospecha clínica o factores de riesgo o contacto en los diez/quince días previos.
La analgesia loco-regional no está contraindicada en gestantes con sospecha o infección confirmada por COVID-19, y de preferencia se debería administrar de forma precoz para minimizar el riesgo de una anestesia general en caso de necesidad de finalización urgente.
¿Qué pasará con mi hijo después del parto si estoy infectada? Y si no lo estoy, ¿podré hacer el piel con piel?
Se desconoce si los recién nacidos infectados por SARS-CoV-2 tienen o no más riesgo de complicaciones severas, considerándose siempre "casos en investigación".
La posibilidad de transmisión de la madre infectada al recién nacido por las secreciones maternas hace que se tengan que valorar de forma individualizada e interdisciplinaria con los padres, los riesgos y beneficios de separar o no temporalmente a la madre del recién nacido.
La decisión de no separar madre y recién nacido es una opción, en función de la severidad de la infección, signos y síntomas y de los resultados de los test de laboratorio para el diagnóstico de COVID-19 y en cualquier caso, adoptando algunas medidas especiales, como disponer de ciertas barreras arquitectónicas (mampara, etc) y colocar al recién nacido a más de 2 metros de distancia de la madre, usando mascarilla quirúrgica a distancias inferiores a 2 metros y, para cualquier manipulación del recién nacido, usar guantes y realizar higiene de manos antes y después de cualquier contacto con el recién nacido.
Si no hay ni síntomas ni diagnóstico positivo se mantiene la política habitual de contacto piel con piel y lactancia.
¿Podré dar lactancia materna a mi hijo después del parto?
Siguiendo la recomendación de la mayoría de sociedades científicas nacionales e internacionales (CDC, RCOG, WHO, SEGO, Ministerio de Sanidad), si el estado materno y neonatal lo permiten, se recomienda que se promueva la lactancia materna también durante el período de riesgo infeccioso, con medidas estrictas de aislamiento (uso de mascarilla quirúrgica, lavado correcto de manos antes y después del contacto, limpieza de la piel a nivel mamario y de las superficies que puedan estar en contacto).
Existe la opción de utilizar sacaleches individuales, extremando medidas higiénicas, para administrar la leche materna, bien por la propia madre o un familiar libre de enfermedad.
¿Debo tomar precauciones especiales si me pongo de parto a la hora de acudir al hospital?
Únicamente en caso de ser positiva diagnosticada o con sintomatología sospechosa, acudir con las medidas higiénicas ya comentadas (mascarillas, guantes, higiene de manos…) avisando al personal de Urgencias a su llegada para activación de protocolo correspondiente.
En el caso de acompañantes evitar aquellos con sospecha clínica o de contacto en los últimos diez -quince días previos.