Un equipo de investigadores de la Clínica Universidad de Navarra y del Cima de la Universidad de Navarra ha iniciado con otros centros europeos un estudio de biomarcadores sanguíneos del glioblastoma, el tumor cerebral primario maligno más agresivo y frecuente en el adulto. Su sospecha diagnóstica viene establecida por las diversas técnicas de neuroimagen -resonancia magnética o PET-, pero debe confirmarse necesariamente mediante el estudio histo-molecular de una muestra del propio tumor. El objetivo del estudio reside en posibilitar un método diagnóstico menos invasivo, así como el desarrollo de nuevas estrategias que faciliten su diagnóstico y, sobre todo, que mejoren de forma individualizada el pronóstico de estos pacientes.
La investigación, titulada ‘Plasma extracellular vesicles: the key for precision medicine in glioblastoma', está liderada por el Dr. Jaime Gállego Pérez de Larraya, coordinador del Área de Neuro-oncología de la Clínica, en colaboración con el Dr. Bartolomé Bejarano, neurocirujano de la Clínica y la Dra. Marta Alonso, investigadora de Tumores Sólidos Pediátricos del Cima Universidad de Navarra.
El trabajo se enmarca en un proyecto europeo PedMed en el que se incluyen 6 centros, procedentes de Italia (2), Israel (1), Hungría (1) y España (2). La investigación ha recibido el apoyo económico de la Fundación Científica de la Asociación Española contra el Cáncer y del Instituto de Salud Carlos III, a través de su convocatoria AES (Acción Estratégica en Salud).
Identificar un biomarcador sanguíneo
El estudio se propone identificar un biomarcador sanguíneo que permita, de forma no invasiva, diagnosticar la enfermedad, controlar su evolución y respuesta a los diferentes tratamientos, y caracterizar molecularmente el tipo de tumor en cada paciente para poder aplicar terapias dirigidas o más específicas de forma individualizada y en cada etapa de la enfermedad, detalla el Dr. Gállego.
El especialista describe cómo, hasta la fecha, el tratamiento de esta enfermedad es estándar para todos los pacientes, y consiste en una extirpación quirúrgica lo más amplia posible -siempre y cuando sea factible-, seguida de la combinación de radioterapia y quimioterapia. "A pesar de este abordaje terapéutico multidisciplinar, el pronóstico de los pacientes con glioblastoma sigue siendo en general muy sombrío", recuerda. De ahí la importancia de buscar nuevas estrategias diagnósticas y terapéuticas que permitan mejorar el pronóstico de los pacientes aquejados de esta enfermedad, desde la perspectiva de una medicina personalizada.
Microvesículas de células tumorales en sangre
La investigación parte del conocimiento científico de que las células tumorales liberan al medio extracelular microvesículas que contienen ácidos nucleicos (ADN, ARN, miARN), proteínas y lípidos sintetizados en las propias células tumorales. "Se trata de vesículas biológicamente muy activas, que median en la comunicación intercelular y que son capaces de modular fenómenos fisiopatológicos del cáncer como la proliferación e invasividad tumoral, la angiogénesis, las metástasis y la evasión del control inmune", señala el neurólogo.
Por este motivo, los investigadores analizarán el contenido de las microvesículas liberadas al torrente sanguíneo por las células tumorales en diferentes etapas de la enfermedad. "De este modo pretendemos, por una parte, identificar un marcador sanguíneo que complemente o mejore las herramientas diagnósticas actuales, y, por otra, analizar las alteraciones moleculares que puedan acontecer a lo largo de la evolución de la enfermedad para adaptar a las mismas la mejor estrategia terapéutica en cada momento". De ser así, bastaría con obtener una muestra de sangre para conocer si el paciente tiene o no marcadores específicos que reflejen la presencia o no de la enfermedad tumoral, y determinar además dianas terapéuticas del tumor de cada paciente sobre las que poder actuar con un tratamiento dirigido.