El SARS-CoV-2, causante de la pandemia de la COVID-19, lleva copando todos los aspectos de la vida cotidiana desde comienzos de 2020, silenciando otros asuntos de gran índole. En este sentido, ciertas disciplinas medicas se están viendo afectadas, así como sus consecuencias, hasta el punto de que cirugías, trasplantes, tratamientos y consultas han tenido que verse pospuestas.
Una de las enfermedades que está sufriendo las consecuencias del coronavirus es el cáncer: en 2020 se diagnosticaron en España un 21% menos de pacientes con cáncer que en el mismo periodo del año anterior, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Estos datos han llevado a la Fundación Merck Salud a encender la luz de alarma. La fundación, que lleva trabajando desde 1991 con el objetivo de promover el bienestar de las personas que sufren patologías o enfermedades en nuestro país, resalta la vulnerabilidad a la que se enfrentan los pacientes oncológicos que, "ahora se encuentran con un doble frente, el cáncer sumado a la COVID-19", afirma su presidenta, Carmen González Madrid.
A esta afirmación se une el doctor Jesús García-Foncillas, director del departamento de oncología y director de investigación del cáncer del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Bajo su experiencia, "se ha intentado facilitar todos los mecanismos de seguimientos basados en plataformas no esenciales para reducir el impacto de tener que acudir al hospital, pero sintiéndose controlados en todo momento", ya que la atención al paciente "debe de ser ahora más incidente que nunca". En sus palabras, "no debemos de restar importancia a la COVID-19, pero es importante resaltar que vivimos una pandemia global y continua que es el cáncer".
Así, la atención psicológica está adquiriendo mayor importancia desde que emergiera esta pandemia. "Claramente se ha producido un aumento en las consultas de atención psicológica muy marcado por la preocupación ante la facilidad de contagio y la gravedad del cuadro clínico derivado de la COVID-19 en pacientes con cáncer. Ya de por sí, el proceso de la enfermedad es suficientemente duro por lo que la atención psicológica se considera un factor insoslayable necesario para el correcto cuidado de los pacientes".
Pese a dichos intentos, la medicina y, especialmente el cáncer, "continúa desamparada". Así lo afirma Sandra Ibarra, presidenta de la fundación que lleva su nombre, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la prevención, la investigación científica del cáncer y el impulso de planes asistenciales para el largo superviviente. En sus palabras "urge un plan de atención para pacientes ‘no covid', ya que siguen existiendo otras enfermedades, como el cáncer, que actualmente no están recibiendo la atención que deberían", afirma.
Pese a ello, Ibarra aprecia aprendizajes positivos surgidos de la pandemia de la COVID-19. "Lo primero, hemos comenzado a dar el valor que merecen a la salud, la solidaridad y la humanización de la sanidad", afirma, "y, segundo, las personas se esfuerzan cada vez más por adquirir hábitos de vida saludables, algo que sólo puede tener consecuencias positivas", concluye la presidenta de la Fundación Sandra Ibarra.
Los avances en el tratamiento del cáncer durante 2020
La ciencia se halla en una carrera de fondo para mejorar el tratamiento contra el cáncer. Actualmente, la medicina está evolucionando hacia un nuevo concepto marcado por la individualización del tratamiento basado en el estudio molecular del tumor. "La tendencia es avanzar hacia una medicina más individualizada y adaptada a cada paciente, y buscar biomarcadores que nos ayuden a determinar cuál es el mejor tratamiento para cada persona, aumentando su efectividad al ofrecer diagnósticos más precisos y con menos efectos secundarios", declara Carmen González Madrid, presidenta de la mencionada fundación. Este tipo de tratamiento es, en sus palabras, "más efectivo y menos invasivo, disponiendo de un impacto en el incremento de la supervivencia y en la calidad de vida".