La radiación ultravioleta es ocho veces más intensa en la nieve que en cualquier otro lugar o superficie debido a las propiedades de reflexión, por lo que en plena temporada de esquí el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO) advierte que una exposición prolongada a los rayos UV sin las gafas de sol protectoras adecuadas puede provocar problemas oculares como la queratitis, una inflamación de la córnea que afecta al 20% de los esquiadores, además de lesiones en la retina, quemaduras en la córnea o la posibilidad de acelerar la formación de cataratas.
"La nieve puede reflejar hasta el 80% de la luz en comparación con otras superficies como la arena o el agua, a lo que debemos sumarle la altitud, ya que, por cada mil metros de ascenso, la proporción de rayos ultravioleta en la luz solar aumenta un 10%", explica el decano del CNOO, Juan Carlos Martínez Moral, que además recomienda a las personas que practican deportes de invierno que utilicen gafas diseñadas específicamente para este tipo de actividades y que absorban al menos el 95% de la radiación UV. "Algunos dolores intensos de cabeza, conjuntivitis y fotofobias anormales están producidos por la utilización de gafas que no disponen de los filtros adecuados para evitar el paso de la radiación ultravioleta a los ojos", añade.
Sin embargo, no es el único problema que el invierno puede generar. El ambiente suele estar más seco durante esta estación debido a las calefacciones, lo que provoca que las infecciones en los ojos aumenten por el síndrome del ojo seco, es decir, cuando el globo ocular no es capaz de producir lágrimas suficientes o no tienen la calidad apropiada, por lo que estas se evaporan rápidamente. Síntomas como dolor, ardor, enrojecimiento, ojos cansados, sensación de arenilla o visión borrosa pueden indicar el padecimiento de esta enfermedad, por lo que el CNOO recomienda no exponerse a la calefacción por tiempo prologando y utilizar gotas lubricantes para evitar molestias.
Además, en la nieve y alta montaña existen otros agentes peligrosos, como el viento y pequeños cristales de hielo, que pueden penetrar en los ojos y dañar la córnea. Del mismo modo, la "menor frecuencia con la que nos lavamos las manos podría llevarnos a frotarnos los ojos y provocar conjuntivitis infecciosa", añade el decano del CNOO.
Cómo proteger tus ojos si vas a la nieve
La luz del sol puede dañar seriamente la estructura ocular, sobre todo en aquellas personas con ojos de color claro, ya que son más sensibles al daño solar. Para evitarlo, los siguientes consejos ayudan a proteger la visión en la nieve y en invierno:
- El óptico-optometrista puede prescribirte el mejor tipo de protección ocular según la actividad a desarrollar, la fotosensibilidad y el color de los ojos.
- Las gafas de sol de alta protección o de diseño especial para deportes de invierno deben cumplir las normas ISO relevantes para protección y el marcado CE, además de ser orgánicas.
- Para las estaciones de esquí se recomienda escoger la categoría 4 de intensidad de color de las lentes, ya que es la que más protege en condiciones soleadas.
- Elige gafas con un filtro solar de categoría 3 o 4 que permitan absorber al menos el 95% de la radiación UV-A y UV-B.
- Las lentes deben cubrir las zonas laterales de la cara (sienes) con el fin de proteger también esta parte de las nocivas radiaciones solares.
- Los niños son más vulnerables a los rayos UV, por lo que hay que tener especial cuidado para que la exposición no sea acumulativa.
Y, sobre todo, es importante acudir a un establecimiento sanitario de óptica para que un óptico-optometrista pueda atenderte y asesorarte de forma personalizada.