La mayor parte de las enfermedades reumáticas que afectan a los niños son crónicas. Además, se estima que al llegar a la edad adulta más del 70% de estos pacientes pueden presentar algún grado de actividad. Según ha explicado el Dr. Vicenç Torrente-Segarra, reumatólogo del Hospital General de L'Hospitalet de Barcelona, "un porcentaje elevado de afectados correctamente diagnosticados y tratados se mantiene en remisión, incluso años después de haber conseguido retirar la medicación".
"Los niños no presentan inicialmente todos los signos y síntomas, por lo que se puede retrasar la detección" destaca el Dr. Torrente-Segarra
La patología más habitual en las consultas de Reumatología Pediátrica es la artritis idiopática juvenil. El síntoma principal de esta y de otras enfermedades reumáticas es el dolor articular. La artritis idiopática juvenil se caracteriza, también, por la presencia de inflamación articular, cojera, fiebre o la aparición de lesiones cutáneas.
El tiempo hasta el diagnóstico de estas patologías varía en función de la enfermedad. En este sentido, el Dr. Torrente-Segarra ha destacado que "a diferencia de los adultos en muchos casos los niños no presentan inicialmente todos los signos y síntomas, por lo que se puede retrasar la detección".
Por otro lado, en los últimos años se ha avanzado mucho en el campo del diagnóstico genético sobre todo en síndromes autoinflamatorios. La ecografía articular también se está extendiendo cada vez más en este área especializada. Además, el uso de técnicas como la capilaroscopia se realiza cada vez más en la evaluación no solo de los síndromes esclerodermiformes, sino también de la dermatomiositis juvenil o el lupus eritematoso sistémico.
Según ha destacado la Dra. Carmen Vargas Lebrón, del Hospital Universitario Virgen de la Macarena de Sevilla, "el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano y eficaz mejora de forma considerable la posibilidad de conseguir remisión en estos niños, por ello, al igual que en los adultos, se considera que hay una ventana de oportunidad para conseguir la mejor respuesta posible al tratamiento: la remisión".
El tratamiento de estas patologías se basa en el uso de medicinas que inhiben la inflamación articular y sistémica, y en técnicas de rehabilitación que preservan la función articular y contribuyen a prevenir deformidades. En concreto, se utilizan antiinflamatorios, esteroides e infiltraciones con corticoides y, en los últimos años, cuando fracasan los medicamentos anteriores, se recurre a las terapias biológicas.