La migraña es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres

Se trata de un tipo de cefalea o dolor de cabeza con unas características específicas que afecta a un 15% de la población mundial
Los cambios hormonales pueden funcionar como factor desencadenante
2 de cada 10 pacientes con migraña experimentan lo que se conoce como aura (síntomas neurológicos previos)

La cefalea o dolor de cabeza es uno de los trastornos más comunes del sistema nervioso que puede presentarse de muy diversas formas. La migraña es una de ellas, pero es importante aclarar que no todos los dolores de cabeza son migrañas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a un 15% de la población mundial.

Como explica la Dra. Rocío García-Ramos, neuróloga de Vithas Internacional, "la migraña tiene unas características especiales: es un dolor intenso, que habitualmente afecta a un lado de la cabeza, y suele ser pulsátil, como un corazón que late. Muchos pacientes presentan, además, náuseas, vómitos, molestias antes luces o ruidos e, incluso, olores".

El cerebro de las personas con migraña es especialmente hiperexcitable y reacciona de forma anómala ante estímulos externos e internos que pueden actuar como desencadenantes de las crisis: "esta hiperexcitabilidad posiblemente viene condicionada de forma genética", apunta la especialista.

Esta patología es dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres, probablemente, como señala la doctora, "por la influencia de los cambios hormonales como uno de los posibles factores desencadenantes, especialmente los cambios en los estrógenos y su influencia sobre el dolor".

Otros factores comunes que pueden desencadenar la migraña son el estrés, el ayuno, los cambios atmosféricos y los factores relacionados con el sueño, ya sea el exceso o a falta del mismo. Pero como indica la especialista, "cada paciente tiene sus propios desencadenantes y no podemos generalizar".

Algunas recomendaciones que pueden resultar útiles en los pacientes con migraña son: mantener unos hábitos de vida saludables, seguir horarios regulares, realizar ejercicio físico y evitar el ayuno. "En cualquier caso, hoy por hoy el tratamiento farmacológico es obligatorio, siempre bajo la supervisión del especialista".

Migrañas con aura

La enfermedad suele presentarse por períodos de uno o dos días de duración y 2 de cada 10 pacientes presentan una serie de síntomas neurológicos previos, lo que se conoce como migrañas con aura.

"En estos casos el paciente suele referir hormigueos, visión de luces en zig-zag, adormecimiento en un lado del cuerpo. Aunque es menos frecuente, algo que asusta mucho al paciente es que le cueste hablar o entender", afirma la Dra. García-Ramos, que recomienda acudir a Urgencias en caso de experimentar este síntoma por primera vez.

El aura suele presentarse antes del dolor, aunque en ocasiones pueden coincidir, y no suele durar más de una hora.

Sabemos que en la migraña la corteza cerebral sufre un fenómeno de despolarización y esto podría justificar el "aura".

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Es un dolor de cabeza muy intenso que dura en torno a cuatro horas o más y que suele ser incapacitante. Suele afectar medio cráneo y ser pulsátil (es decir "que late"). Se manifiesta con intolerancia a la luz y a los ruidos, y puede ir acompañado de náuseas, vómitos y diarrea. Es típica la aparición de auras (se ven centelleos) antes de instaurarse la migraña.

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Sustancia química producida y secretada por glándulas endocrinas, que circula por la sangre y controla o regula la actividad de un órgano o de un grupo de células.

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Son las hormonas sexuales femeninas más importantes. Sus funciones son diversas: a) son responsables de los cambios físicos (de niña a mujer); b) producen el crecimiento de los senos y genitales externos; c) ensanchan la pelvis; d) desarrollan la vagina y aumentan sus secreciones; e) acondicionan el cuerpo para ser fecundado y poder concebir. La cantidad de estrógenos aumenta durante la pubertad y desarrollan los tejidos de los órganos sexuales. En el periodo reproductivo ‒entre los 20 y los 30 años‒ se intensifica la producción. Finalmente, desciende a niveles más bajos después de la menopausia.

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