Por ser la principal puerta de entrada de las personas al Sistema Nacional de Salud, la Atención Primaria (AP) ocupa una posición de privilegio para obtener una visión más real y cercana a los principales problemas de salud de la población que vive en España. En el caso concreto de la obesidad, los profesionales sanitarios de AP son los que disponen de una fotografía más fidedigna de la magnitud de este problema de salud. Y es que, como resalta el Dr. Juan Luis Alonso Jerez, médico especialista en Medicina de Familia y Comunitaria del Centro de Salud La Cuesta (Tenerife), "en este medio asistencial tenemos la oportunidad de apreciar algo más que la punta del iceberg del problema que supone la obesidad, debido a la relación cercana y continua que establecemos con nuestros pacientes".
En el XX Congreso de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), que está celebrándose en Santiago de Compostela, se ha evaluado el impacto de la obesidad y el sobrepeso en AP, confirmándose que no sólo están muy presentes en la consulta diaria del médico de Familia sino también sus enormes implicaciones clínicas.
Datos del estudio IBERICAN, que analiza la salud cardiovascular y obesidad en pacientes que acuden a AP, revelan que un 35% de ellos presentan obesidad, tasa que asciende hasta el 55,6% si se considera la obesidad abdominal medida mediante perímetro de cintura. "Diversos estudios en España indican que la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en adultos atendidos en AP se sitúa entre el 40 % y el 60 %, por lo que una proporción muy significativa de los pacientes que acuden a los centros de salud presentan esta condición", afirma el Dr. Alonso Jerez, que también destaca "el enorme impacto clínico de esta enfermedad, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas y de desarrollar complicaciones en otras enfermedades, así como empeorando la calidad de vida del paciente".
Un gran impacto clínico y asistencial
La obesidad es un factor de riesgo importante para desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer, problemas osteoarticulares, apnea del sueño y enfermedades hepáticas. "Estas enfermedades tienen un impacto significativo en la salud de las personas y aumentan la mortalidad", recuerda el Dr. Alonso.
Pero, además, preocupa el empeoramiento que se produce en la calidad de vida. "El sobrepeso y la obesidad pueden afectar la movilidad, la autoestima y la salud mental de las personas", apunta el experto del Centro de Salud La Cuesta. Todo ello, añade, sin olvidar el mayor riesgo de complicaciones en otras enfermedades, ya que "la obesidad puede deteriorar el curso de otras enfermedades y aumentar el riesgo de complicaciones en caso de intervenciones quirúrgicas".
Ya desde el punto de vista meramente asistencial, la obesidad supone una mayor demanda de atención médica. Las personas con obesidad requieren mayor atención médica debido a las enfermedades asociadas y las complicaciones que pueden surgir. "Esto se traduce en un mayor número de consultas, pruebas diagnósticas, tratamientos farmacológicos y hospitalizaciones, y también en un mayor coste sanitario", subraya el Dr. Alonso. El manejo de la obesidad y sus complicaciones acarrea un importante coste para el sistema sanitario, así como una sobrecarga para los profesionales de AP; y es que, como resalta este experto, "la alta prevalencia de la obesidad supone una carga adicional para los profesionales de AP, que deben dedicar mucho tiempo y recursos al diagnóstico, tratamiento y seguimiento de estos pacientes".
Del problema a las ‘soluciones'
Esta posición de ‘privilegio' que ocupa la Atención Primaria para conocer la realidad de la obesidad en España también le concede algunas ventajas para tratar de hacer frente a este problema. "Podemos detectar precozmente las complicaciones (a través del seguimiento regular y la realización de pruebas diagnósticas, se pueden identificar enfermedades asociadas a la obesidad como la diabetes, la hipertensión o la dislipemia, incluso en etapas tempranas), identificar factores de riesgo (podemos indagar sobre los hábitos de vida, el entorno familiar y social, y otros factores que influyen en el desarrollo de la obesidad), observar el impacto en la calidad de vida (la relación cercana con el paciente nos permite percibir cómo la obesidad afecta su bienestar físico, emocional y social) y abordar las causas subyacentes (explorando las causas que contribuyen al exceso de peso, como los hábitos alimentarios, la falta de actividad física, el estrés o los trastornos emocionales)", enumera el Dr. Juan Luis Alonso.
Como se reconoce en la Guía Canadiense para el Manejo y Prevención de la Obesidad en Adultos, así como la guía española del manejo integral y multidisciplinar de la obesidad en personas adultas (Guía GIRO), "la Atención Primaria es un pilar fundamental en la lucha contra la obesidad", destacando que la accesibilidad, enfoque integral, continuidad asistencial y capacidad para la prevención hacen de la AP un escenario ideal para el manejo efectivo de esta condición.
En cuanto a las herramientas disponibles en el primer nivel asistencial para hacer frente a la obesidad, se pone de manifiesto que con el parámetro clásico del IMC (Índice de Masa Corporal) no es suficiente para caracterizar fenotípicamente la obesidad. "No es lo único que hay que medir en estos pacientes. Aunque esta medida nos puede ayudar a comparar estudios y determinar comorbilidades, sabemos que, si se añade la medición del perímetro de cintura (u otras medidas, como el índice cintura-cadera o cintura-altura), vamos a obtener una mayor correlación con el riesgo cardiovascular del paciente y nos permite valorar mejor la intensidad y objetivo de pérdida de peso para mejorar su salud", aclara el Dr. José Manuel Fernández García, médico de Familia y coordinador del Grupo de Nutrición de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Sin embargo, según advierte, "generalmente no disponemos de herramientas de valoración de la adiposidad, como la bioimpedanciometría, y deberíamos valorar o estudiar en profundidad el papel que tiene la ecografía o la elastografía en esteatosis hepática no alcohólica que se asocia en estos enfermos, para adoptar medidas más adecuadas a cada paciente".
Y es que, como admite el Dr. Alonso, en España subsisten limitaciones para abordar la obesidad en AP. Algunas de ellas son: 1) la falta de tiempo: la brevedad de las consultas dificulta la exploración profunda de los factores que contribuyen a la obesidad; 2) unos recursos limitados: la disponibilidad de recursos para el tratamiento multidisciplinar de la obesidad, como dietistas, psicólogos o fisioterapeutas, puede ser limitada en algunos centros de salud, y a menudo faltan programas estructurados de prevención y manejo de la obesidad en AP, con protocolos claros y recursos asignados; 3) y la falta de adherencia al tratamiento: el cambio de hábitos de vida a largo plazo puede ser difícil para los pacientes, lo que limita la efectividad del tratamiento.
Junto a ello, se señalan también déficits de formación en obesidad: "Algunos profesionales de AP pueden tener una formación limitada en el manejo integral de la obesidad, incluyendo el abordaje de las comorbilidades y los aspectos psicosociales", aclara el Dr. Alonso. Y también se echa en falta una mejor coordinación con otros niveles asistenciales: "En ocasiones, la derivación a especialistas (como endocrinólogos o cirujanos bariátricos) puede ser lenta o compleja, lo que retrasa el acceso a tratamientos específicos", indica este médico de Familia; de ahí que se soliciten mejoras en la continuidad de cuidados, siendo fundamental "una buena coordinación entre AP y atención especializada para garantizar un seguimiento integral del paciente con obesidad". En definitiva, según demanda este especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, "es necesario invertir en recursos, formación y programas específicos, así como promover un entorno que facilite la adopción de estilos de vida saludables".
En la misma línea se pronuncia el coordinador del grupo de trabajo de Nutrición de Semergen. "Necesitamos concienciación entre los profesionales para codificar en la historia clínica esta enfermedad como tal y no pensar que es un aspecto estético únicamente, así como mejorar la coordinación en el acceso a la cirugía bariátrica cuando está indicada". Pero, además, el Dr. Fernández García, demanda que "la industria que está comercializando los nuevos y potentes fármacos haga un esfuerzo para que éstos sean más accesibles a la población en términos económicos" y, al mismo tiempo, se pide a las autoridades sanitarias "que valoren la posibilidad de financiar dichos tratamientos con unos criterios adecuados para asegurar la sostenibilidad del sistema sanitario público, pero siendo equitativos con quien padece esta enfermedad". Como otras medidas a adoptar, este experto subraya "la necesidad de ·mejorar el ambiente obesogénico en que vivimos y potenciar la educación sanitaria de la población en hábitos saludables".
Redes asociativas locales, un aliado
En este contexto, durante el Congreso se evidencia que la red asociativa presente en los barrios de nuestras ciudades, junto con los centros de salud ubicados en esas áreas específicas, en acción conjunta, ofrecen un entorno de retroalimentación muy favorable para establecer acciones de prevención y tratamiento de la obesidad.
En la obesidad se acumulan una serie de conflictos emocionales que en poblaciones socioeconómicamente desfavorecidas cobran especial importancia y requieren un abordaje tan necesario como en cualquier otro entorno, "aunque añadiendo la dificultad económica y formativa", puntualiza la médica y especialista en Dietética y Nutrición del hospital Sagrado Corazón Quirónsalud de Sevilla. "Este problema económico y de formación puede generar elecciones desafortunadas que determinen un patrón de alimentación inapropiado que refuerce estados patológicos, con especial relevancia en el desarrollo de obesidad y patologías asociadas".