Los beneficios de la práctica de actividad física continuada en personas mayores repercuten de forma positiva en factores físicos y psicológicos. La práctica regular de ejercicio mejora el proceso de deterioro cognitivo y constituye un elemento fundamental en el proceso del envejecimiento activo, que se ve incentivado en las estaciones en las que es posible posible realizarlo al aire libre, como primavera o verano.
Los ejercicios de tipo aeróbico de baja o moderada intensidad son los más apropiados para los mayores de 65 años debido a la baja exigencia cardiovascular. La práctica de deporte habitual ayuda a incrementar la fuerza muscular y elasticidad y contribuye a la reducción del riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular hasta en un 40%.
En cuanto a los beneficios psicológicos y emocionales, el deporte ayuda al cuerpo a producir endorfinas, las denominadas hormonas de la felicidad ,que también contribuyen a la mejora de las habilidades mentales. La memoria, valores como la constancia, la capacidad de concentración y capacidades sociales tales como como el compañerismo, la solidaridad o el trabajo en grupo, se ven reforzadas con la práctica continuada de ejercicio físico.
Beneficios del deporte al aire libre
Además de los reconocidos beneficios de ejercitar el cuerpo, hacer ejercicio al aire libre añade el impacto positivo de permanecer en espacios verdes, rodeado de naturaleza y aire limpio, lo que contribuye a la mejora del estado anímico, una mayor aportación de vitamina D, reducción del estrés y a la calidad del sueño.
"El ejercicio al aire libre favorece especialmente a las personas que muestran deterioro cognitivo, ya que la actividades continuadas en el exterior reducen la aparición de la ansiedad, astenia, trastornos conductuales así como mejoran el control de enfermedades crónicas y otros factores clave", explica David Curto, Jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial.
Además, existen efectos más notables entre los que cabe destacar la reducción de la presión arterial que se asocia con un menor riesgo de desarrollar problemas de salud, ya que la hipertensión es un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular.
Sin embargo, para la realización de deporte en lugares abiertos se debe planificar bien la hora del entrenamiento para evitar horas de intenso calor, utilizar siempre protección solar y mantener un nivel de hidratación adecuado. Es recomendable tomar agua fría a pequeños sorbos antes y durante el entrenamiento para compensar la pérdida de líquidos del organismo.