Con la llegada de los desplazamientos de verano y los viajes prolongados, la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH) ha querido recordar el riesgo que entraña padecer un episodio de tromboembolismo venoso (TEV), definido como la formación de un coágulo en las venas de las piernas, que puede desprenderse y emigrar hasta la circulación pulmonar, provocando enfermedades de mayor riesgo.
De acuerdo a las estadísticas, cualquier viaje prolongado multiplica por 2-3 el riesgo de trombosis venosa, lo que se ha denominado coloquialmente como síndrome de la clase turista. La incidencia de trombosis "va a depender del tipo y duración del viaje y de determinados factores de riesgo individuales. Si bien clásicamente se atribuyó este síndrome a los viajes en avión, hoy sabemos que cualquier viaje prolongado también en coche o tren puede favorecer la trombosis", explicó el presidente de la SETH, el Dr. José Antonio Páramo.
En palabras de José A. Páramo "la asociación entre la trombosis venosa y un desplazamiento prolongado es más evidente en viajes superiores a 4 horas y, sobre todo, en aquellos de 8-10 horas de duración". La trombosis venosa tiene un comportamiento "algo imprevisible porque puede aparecer días o semanas después del viaje, pero también se han descrito casos de embolismo pulmonar inmediatamente tras la llegada al aeropuerto".
Se ha calculado que, en la población general, la incidencia de tromboembolismo venoso es de 1 por cada 1000 personas al año. Sin embargo, dicha incidencia se eleva en personas que realizan un viaje prolongado superior a 4 horas, principalmente transoceánicos, y que presentan edad avanzada u otros factores de riesgo. Como recuerda la SETH, el principal problema es que la mayoría de esos coágulos no producen síntomas y, por tanto, son difíciles de diagnosticar.
La SETH recuerda que se pueden tomar medidas previsoras para evitar esta enfermedad, sobre todo en aquellas personas con factores de riesgo que cumplan las indicaciones recomendadas. Así el presidente de la SETH, recuerda "la inmovilización durante el viaje es uno de los factores importantes y, en el caso de los vuelos, se presenta tanto en clase preferente como turista".
Los factores de riesgo que pueden favorecer la trombosis venosa en el viajero serían la edad avanzada, antecedente de trombosis previa, cirugía o traumatismo reciente, embarazo, uso de anticonceptivos orales, obesidad, cáncer o predisposición genética a la trombosis", detalla Páramo.
Se ha observado, que además de la inmovilización prolongada, que supone un estímulo para que se active la coagulación de la sangre "la deshidratación, el descenso de los niveles de oxígeno y una reducida presión atmosférica (hipoxia hipobárica) serían otros factores desencadenantes de la trombosis", añadió.
El diagnóstico de la trombosis venosa es, en ocasiones, difícil porque los signos y síntomas no siempre son evidentes. En general el diagnóstico clínico se basa en la presencia de dolor, edema, enrojecimiento e inflamación de la pierna, en un tramo de la misma (encima o debajo de la pantorrilla). El dolor suele aumentar cuando se presiona a nivel de los gemelos en la pierna afecta. La confirmación de la trombosis debe establecerse mediante una prueba sencilla e incruenta empleando ultrasonidos (ecografía doppler).
Aquellas personas sin factores de riesgo que realizan viajes prolongados se recomiendan medidas generales, tales como evitar ropa que comprima, mantener una hidratación adecuada y realizar ejercicio regular, mediante paseos durante el vuelo o ejercicios de contracción y extensión de las piernas. En sujetos con alguno de los factores de riesgo mencionados, además de las medidas generales "se aconseja el empleo de medias que mantengan una presión moderada en la pierna o el uso de fármacos que interfieren la coagulación de la sangre, denominados genéricamente heparinas", explicó.
En estos casos la SETH aconseja que se evite la inmovilización prolongada y se realice algún tipo de actividad, como descansos periódicos cuando se viaja en coche o estiramiento de las piernas y flexiones en vuelos transoceánicos o de larga duración.