Los problemas a la hora de ingerir y tragar alimentos son muy habituales entre las personas mayores. Aunque los datos varían bastante, hay una incidencia de entre el 50% y el 65% en pacientes, según los últimos estudios citados por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología. Para facilitar las comidas de las personas mayores con este problema, desde Sanitas Mayores incorporan técnicas de texturización, que permiten que las personas con problemas de disfagia puedan disfrutar de las comidas sin perder ningún nutriente esencial en el proceso.
En las residencias de Sanitas Mayores, gracias a la incorporación de la texturización, se pueden modificar recetas tradicionales, lo que permite a las personas mayores con problemas de deglución comer lo mismo que el resto de comensales y no sentirse desplazados por ello.
La texturización dota a los alimentos de mayor consistencia, lo que facilita su ingesta, hace más atractivos los platos y, en consecuencia, mejora la salud nutricional y emocional de los mayores. Estas son las ventajas de una dieta texturizada para las personas mayores:
- "Las personas con problemas para masticar y tragar pueden no ser capaces de ingerir alimentos con su consistencia habitual y necesitan que estos estén triturados, lo que los hace mucho menos atractivos. Con la texturización, en cambio, se pueden preservar los colores, los sabores y los olores originales, y así aumenta significativamente el grado de satisfacción ante la comida", explica Julia Suñé, dietista-nutricionista de Sanitas Mayores.
- Emplear métodos de texturización hace que sus comidas sean gastronómicamente apetecibles, ya que esta técnica, a la vez que ofrece una textura suave y homogénea, permite combinar varios alimentos. Así, "podemos ofrecer a nuestros mayores comidas variadas y elaboradas con ingredientes naturales, redundando en un mejor estado nutricional y emocional", según la nutricionista de Sanitas Mayores.
- Es importante que "la alimentación de la persona que precisa una textura modificada sea lo más parecida posible a la alimentación que la persona llevaba antes y, además, si puede ser, que coma lo mismo que el resto de la familia o comensales con quien comparta mesa", sostiene Julia Suñé. De este modo, no se sienten desplazados por tener que comer distinto y no solo mejora su estado nutricional, sino también el emocional.
- Trabajar con los emplatados es fundamental, ya que conseguir platos visualmente apetecibles estimula el apetito. "Esto se puede hacer mediante la introducción de todo tipo de aderezos (aceites, salsas, vinagretas de colores, etc.), dando aroma, sabor y "un toque" de decoración en los platos, lo que mejora la presentación; aunque siempre hay que respetar la forma y consistencia adecuada de los alimentos", asegura la nutricionista.