Según han destacado los expertos en el marco de la XXI Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño, las mujeres tienen el doble de probabilidades de padecer insomnio que los hombres.
Los cambios físicos y hormonales, la mayor prevalencia de ansiedad y depresión o una mayor tendencia a la ferropenia (falta de hierro) son las causas de la mayor predisposición de las mujeres a padecer trastornos de sueño.
El embarazo es uno de los periodos de la vida de la mujer en el que los trastornos de sueño se acentúan notablemente, causados por cambios hormonales y fisiológicos como la distensión abdominal, los movimientos fetales, la lumbalgia, el aumento de la frecuencia miccional o los vómitos, que aumentan los despertares nocturnos y reducen la eficacia del sueño. De hecho, hasta el 70% de las mujeres embarazadas tienen algún trastorno o dificultad en el sueño, fundamentalmente insomnio o somnolencia excesiva. El síndrome de piernas inquietas es otro de los trastornos asociados al embarazo, especialmente en el último tramo de la gestación, ya que se relaciona con la reducción de los niveles de folatos o hierro. Sin embargo, estos cambios fisiológicos son transitorios y están ligados a las variaciones hormonales propias del proceso gestacional.
La menopausia es otro de los momentos claves en la mujer, donde también se producen cambios hormonales significativos que se traducen en alteraciones físicas, fisiológicas y psicológicas que favorecen la aparición de trastornos o dificultades en el sueño. Además del aumento del insomnio en este tramo de vida, los cambios hormonales justifican que la prevalencia de la apnea del sueño en la mujeres posmenopáusicas aumente hasta prácticamente igualarse a la de los hombres.
Los expertos también han querido destacar las dificultades a la hora del diagnóstico ya que los hombres y las mujeres perciben de modo diferente las características de su sueño y los síntomas asociados a ciertos trastornos. El caso más llamativo se produce en la apnea del sueño. Los hombres con esta patología suelen consultar por ronquidos, pausas respiratorias observadas por la pareja y excesiva somnolencia diurna. Sin embargo, las mujeres con apnea del sueño suelen acudir al médico por síntomas menos típicos como la sensación de cansancio, fatiga, insomnio o depresión y menos por la excesiva somnolencia diurna. Además, por vergüenza, las mujeres suelen ser reacias a consultar algunos síntomas, como el ronquido.
Además, en esta reunión se han repasado los últimos descubrimientos en materia de riesgo cardiovascular en las mujeres con apnea del sueño, ya que algunos estudios revelan una asociación incuestionable entre este trastorno y el aumento del riesgo cardio y cerebrovascular. Por otro lado, también se ha demostrado que el tratamiento de la apnea del sueño con presión positiva continua en la vía aérea permite reducir el riesgo de muerte en las mujeres que sufren un episodio cardiovascular hasta índices similares a los de las mujeres sin esta enfermedad.