Una investigación llevada a cabo por Carlos Rebolleda Gil, psicólogo de la Línea de Rehabilitación Psicosocial (LRHP) de las Hermanas Hospitalarias, ha confirmado que no es posible estar diagnosticado de esquizofrenia y presentar un funcionamiento neurocognitivo y en cognición social normal, un aspecto que en los últimos años ha generado mucho debate entre los expertos en este trastorno mental grave. Para Rebolleda Gil, sin embargo, los resultados de su estudio muestran claramente que estos déficits son "un rasgo inherente a la esquizofrenia que está presente en mayor o menor medida en todos los pacientes".
Para la investigación, el psicólogo de la LRHP tomó como base una cohorte de 80 pacientes con esquizofrenia no desestabilizados sintomatológicamente, que no consumían tóxicos y que no presentaban ninguna problemática neurológica asociada. Estos 80 pacientes fueron divididos en dos subgrupos de 40, según la diferencia entre el coeficiente intelectual que presentaban estas personas al inicio de la enfermedad y el que tenían en el momento de la investigación. Los que tenían una diferencia menor o igual a 15 puntos, una desviación típica, formaron el grupo de pacientes sin deterioro, mientras que los que presentaban una diferencia superior a esos 15 puntos conformaban el grupo de pacientes con deterioro. A ellos se sumó un grupo de control formado por 30 personas sin la enfermedad. Todos ellos fueron sometidos a las mismas pruebas para medir sus capacidades neurocognitivas (funciones ejecutivas, memoria, y fluidez verbal) y de cognición social.
"Encontramos que aquellos pacientes que estaban en el grupo de no deterioro, funcionaban significativamente mejor en memoria, funciones ejecutivas y fluidez verbal que los del grupo de deterioro. A su vez, sin embargo, los dos grupos funcionaban considerablemente peor que el grupo control. En el caso de la cognición social, por su parte, un dato significativo es que no había diferencia entre el grupo de deteriorados y no deteriorados, aunque ambos funcionaban peor que el grupo control", sostiene el investigador, que considera que ambos datos demuestran que este tipo de déficits "están presente en todas las personas con esquizofrenia".
Dificultades para la comprensión emocional
En lo referente a la cognición social, que incluye los procesos y las capacidades de las personas para manejarse en el mundo interpersonal, los datos del estudio mostraron que las mayores diferencias entre los pacientes con esquizofrenia y los sujetos sanos se encuentran en la rama de la comprensión emocional, un hallazgo que, según el psicólogo, "coincide con los de algunas investigaciones previas y abre la posibilidad de que la capacidad para comprender el lenguaje emocional y llegar a conocer más acerca de las emociones, pueda ser un área especialmente afectada en el caso de la esquizofrenia".
Este dato, añade Rebolleda Gil, ya había sido constatado en otras investigaciones en las que también se detectaron importantes déficits en pacientes con diagnóstico de esquizofrenia a la hora de identificar y verbalizar tanto sus propias emociones como las ajenas, un déficit que también se conoce por el nombre de alexitimia.
Importancia de intervenir sobre estos déficits
Afirma Carlos Rebolleda que uno de los objetivos de su investigación, al demostrar que los déficits neurocognitivos y en cognición social son inherentes a la esquizofrenia, era "poner el foco" sobre los mismos porque, según su opinión, "generalmente no se atienden demasiado en los procesos de rehabilitación".
Sin embargo, sostiene el investigador, estos déficits tienen una importancia "capital" ya que afectan de una forma "muy directa" a la vida diaria de los pacientes y a las posibilidades que tienen éstos de llevar a cabo con éxito un proceso de rehabilitación si no existe un diseño específico de los planes de rehabilitación que se adapte a estos rasgos inherentes a la enfermedad.
"Por ejemplo, las dificultades a la hora de comprender el lenguaje emocional influyen en el sujeto a la hora de relacionarse con su entorno. Las emociones están presentes en cualquier tipo de interacción social, por lo que tener problemas a la hora de reconocerlas e interpretarlas es algo que puede llevar a la persona a evitar las mismas y a aislarse en mayor medida", argumenta.
Por ello, Carlos Rebolleda, que considera que muchas veces estos temas se dejan de lado al pensar que son más propios de la neuropsicología, insta a los psicólogos que tratan a diario con pacientes con esquizofrenia "a formarse para tener las nociones básicas para poder intervenir sobre estos problemas que afectan al día a día de los pacientes, originándoles otros problemas asociados que les provocan limitaciones en su vida diaria".