En España se estima que más de ocho millones de mujeres tienen menopausia.
Según un reciente estudio se calcula que la edad media en la que la mujer entra en este periodo es de 48 años. La esperanza de vida de la mujer ha crecido tanto, que esta última etapa, la que se desarrolla a partir de la menopausia, supone hoy en día hasta un tercio de su vida que vivirá en un estado de deficiencia hormonal.
La llegada de la menopausia es un acontecimiento en la vida de la mujer en el que se producen importantes cambios hormonales que repercuten en muchos aspectos de la salud. Conocer los cambios que suceden en su cuerpo y entenderlos es fundamental para alcanzar el mayor bienestar posible en esta etapa.
El envejecimiento progresivo combinado con el término de la producción de estrógenos por parte de los ovarios (la principal hormona femenina que regula la función de múltiples
órganos) favorecen la aparición de alteraciones a nivel del suelo pélvico, como incontinencia urinaria, prolapso genital y anomalías en la sexualidad; y cuyos síntomas afectan seriamente la calidad de vida de la mujer.
La pérdida de masa muscular, que existe en esta etapa, también afecta a esta musculatura lo que provoca su debilitamiento. Algunos estudios han comprobado que el grosor del músculo que cierra la uretra se reduce un 3% cada año en mujeres mayores.
Por otro lado, además se produce en la menopausia una alteración del tejido colágeno de sostén. Se ha podido comprobar en biopsias realizadas en pacientes posmenopáusicas operadas de cistocele (descenso de la vejiga a través de la vagina), que también hay una disminución de la cantidad de colágeno tipo 1, que es la que aporta la tensión adecuada en el sostén de los órganos.
Igualmente la elasticidad de los ligamentos que sostienen los órganos pélvicos, como el útero, disminuye. La capacidad de estirarse y acortarse de nuevo a su posición original después de un esfuerzo se pierde por lo que los órganos se "descuelgan" y aparece el prolapso.
Otra alteración claramente relacionada con la menopausia es el deterioro que sufre la uretra, que es muy sensible al déficit hormonal, se atrofia y disminuye su riego sanguíneo, favoreciendo la aparición de molestias urinarias.
Según explica la ginecóloga Gema García Gálvez, asesora experta del programa centradaenti de TENA Lady y directora de la Unidad de Suelo Pélvico del Hospital Quirón de Madrid, a todo este natural deterioro de los tejidos musculares y de sostén se le une que casi todas las mujeres han pasado por uno o varios embarazos y partos, que dañan el suelo pélvico.
Por ello, la experta recomienda que alrededor de los 50 años, las mujeres ponga especial atención en el cuidado y la prevención de las alteraciones de su suelo pélvico. En este sentido, el ejercicio físico aumenta considerablemente la calidad de vida.