Según los datos de una encuesta realizada por el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (INFITO), con un instrumento de autoevaluación desarrollado por la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), un tercio de los españoles toman o han tomado alguna medicación contra la ansiedad, a pesar de que solo la sufren uno de cada cuatro.
Un tercio de los españoles toman medicamentos contra la ansiedad
Partiendo de estos datos, los expertos recuerdan que los ansiolíticos pueden ocasionar importantes efectos secundarios, como dependencia y somnolencia diurna. En este sentido, Fernando Miralles, miembro de la junta directiva de la SEAS, afirma que "los medicamentos ansiolíticos utilizados habitualmente para la ansiedad pueden ocasionar sedación y pérdida de atención durante el día, lo que supone un riesgo de accidentes laborales y de tráfico".
Por ello, el experto recomienda que cuando la ansiedad es continuada se acuda al psicólogo pero, si es ocasional, se puede acudir a la farmacia pedir consejo sobre los preparados de plantas medicinales para la ansiedad y el estrés.
Según explica el experto, "la crisis parece hacer mella en la salud mental de los españoles, ya que dos de las causas fundamentales de los síntomas de ansiedad son los problemas económicos y los laborales. Aunque también afectan los familiares".
Por otro lado, la encuesta refleja que las mujeres sufren más ansiedad que los hombres aunque ellas "disponen de más herramientas culturales para defenderse de ella y buscan ayuda con más facilidad que los hombres, lo que hace que hayan resistido la crisis mejor que ellos", detalla el profesor Miralles. Además, las mujeres también se medican más que los hombres. Lo hacen seis de cada diez con un nivel de ansiedad alto por uno de cada diez hombres.
Por edad, hay más casos de ansiedad en las personas comprendidas entre los 51 y 64 años. Les siguen las personas entre 41 y 50, los que están entre 30 y 40, y los mayores de 65. Por último, por actividad, los episodios de ansiedad son mayores en los parados y las amas de casa, seguidos de los trabajadores por cuenta propia y retirados o jubilados.