Más de 60 millones de personas en el mundo padecen epilepsia, siendo la prevalencia estimada de 4,9 por cada 1.000 personas en países desarrollados, duplicándose en los países en vías de desarrollo. En la población española, el estudio más reciente muestra una prevalencia estimada de 14,87 casos por cada 1.000 personas mayores de 18 años: 5,79 casos de epilepsia activa y 9,08 de epilepsia no activa.
Se trata de unas cifras altas, más incluso de lo que se conoce entre la población. Por ello, la Sociedad Española de Neurología (SEN), junto con Bial y Eisai como parte de su compromiso con la neurología y el apoyo a la formación continuada de los profesionales sanitarios españoles, han llevado a cabo el curso de epilepsia para residentes. Un encuentro de ámbito nacional específico sobre epilepsia para médicos internos residentes de Neurología (MIR) que ha reunido a 50 MIR, de diferentes hospitales españoles.
"El programa, impartido por neurólogos especialistas en epilepsia de primer nivel, ha combinado los conceptos teóricos sobre los métodos más avanzados en el diagnóstico y tratamiento de la epilepsia con talleres interactivos que han fomentado la participación de los asistentes en la discusión práctica", señala la Dra. Mar Carreño, directora de la Unidad de Epilepsia del Hospital Clínic de Barcelona.
Cuando se diagnostica epilepsia a un paciente, su calidad de vida, tanto a corto como a largo plazo, se ve afectada. A lo largo de la jornada se ha abordado la enfermedad más allá de la crisis, pues las comorbilidades son algo a tener en cuenta en el manejo de estos pacientes. Algunas de las comorbilidades más comunes son los trastornos psiquiátricos y conductuales como la depresión, las alteraciones del ánimo y el deterioro cognitivo, la disfunción sexual o el riesgo de osteoporosis, así como las enfermedades sistémicas que aumentan el riesgo vascular.
Según indica el Dr. Francisco Javier López, Coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la SEN, "los estudios epidemiológicos detectan un mayor número de patologías concomitantes entre la población con epilepsia. Hay que señalar la importancia de la patología psiquiátrica asociada. La depresión conjuntamente con la ansiedad están presentes en un 30-35% de los pacientes. Con menor frecuencia pueden existir trastornos psicóticos. En la población infantil es frecuente el déficit de atención e hiperactividad (TDAH)".
"Resulta necesario conocer las comorbilidades del paciente por varios aspectos – continúa el experto-, por un lado, la frecuencia de las crisis puede cambiar debido a las enfermedades concomitantes o al tratamiento farmacológico empleado. Por otro, el metabolismo de los fármacos antiepilépticos puede alterarse por las enfermedades o por las interacciones con otros fármacos que toma el paciente. En tercer lugar, los propios fármacos antiepilépticos pueden agravar las enfermedades concomitantes; y, por último, el padecer un tipo de patología puede ocasionar que el paciente tenga limitada las opciones del tratamiento, por ejemplo, un paciente en la UCI va a necesitar preferentemente fármacos que se administren por vía intravenosa".
"De hecho, como las crisis de los pacientes con epilepsia pueden ser esporádicas, muchos dejan de tomar el tratamiento. Se estima que la tasa de adherencia al tratamiento antiepiléptico corresponde a un 61% de los casos. Para mejorar esta cifra es importante la información al paciente, tanto oral como por escrito, explicar lo que pasaría si deja de tomar el tratamiento, simplificar el número de fármacos y número de tomas a lo largo del día", explica el Dr. López.
El tratamiento farmacológico de la epilepsia fue otra de las cuestiones analizadas durante la jornada. En concreto, los neurólogos revisaron las diferentes estrategias para elegir los tratamientos más adecuados. "Los profesionales médicos debemos preocuparnos por buscar los tratamientos más eficaces para que el paciente no tenga crisis y no produzcan efectos secundarios a corto o largo plazo, permitiendo al enfermo llevar una vida normal. En la elección hay que tener en cuenta las otras enfermedades del paciente, para no empeorarlas o incluso mejorarlas con el fármaco antiepiléptico", precisa la Dra. Carreño en relación a las comorbilidades asociadas a la epilepsia, como la depresión.
De hecho, el tratamiento con fármacos antiepilépticos permite que un 75% de los pacientes con epilepsia estén bien controlados. Por ello, el Dr. López pone el foco en el 25% restante, "donde hay que seguir avanzando con nuevos fármacos, que actúen en nuevas dianas terapéuticas, con menos efectos secundarios y técnicas quirúrgicas más precisas que localicen el área epileptógena y que permitan mejorar la calidad de vida de los pacientes, ya sea disminuyendo el número de crisis epilépticas o llegando a su supresión definitiva".
Avances en el diagnóstico
El Dr. López explica que "en los últimos años se ha producido un avance muy importante en el diagnóstico de la epilepsia, sobre todo desde la creación de las unidades de epilepsia refractaria en los hospitales y la realización de estudios de video-EEG prolongados, que permiten analizar las crisis de los pacientes y así realizar un diagnóstico certero de epilepsia o del síndrome epiléptico, pudiendo diferenciar de otro tipo de eventos paroxísticos no epilépticos que pueden presentar los pacientes".
"Además -continúa- las técnicas de neuroimagen, tanto las estructurales, como es el caso de la resonancia magnética, con mejores equipos de alta resolución, como las funcionales como el PET o el SPECT, que permiten hacer el estudio de aquellos pacientes refractarios y que se pueden beneficiar de una intervención quirúrgica".