El glaucoma es la segunda causa de ceguera a nivel mundial, según la Asociación Mundial de esta enfermedad. Se estima que un 2 % de la población de 40 años la padece, con síntomas como visión borrosa, dolor de cabeza, visión de halos alrededor de las luces y pérdida de visión, que va afectando progresivamente al campo visual.
Según la Dra. Sara Hernández, oftalmóloga y experta en glaucoma del Hospital Sanitas CIMA, hasta la mitad de las personas afectadas por el glaucoma no son conscientes de ello y no se tratan, ya que "estos síntomas no se manifiesten hasta que se ha producido una pérdida visual irrecuperable". "Y de los que se tratan con colirios, una parte presenta problemas de cumplimiento y adherencia, debido a intolerancia o alergia, dificultades en la aplicación, problemas de memoria o simplemente incomodidad", añade al respecto.
Existen determinados factores que elevan el riesgo de padecer glaucoma, como la presión intraocular elevada, antecedentes familiares, alta miopía, uso de determinados medicamentos o traumatismos oculares. De todos ellos, el único que en la actualidad es posible modificar es la presión intraocular elevada, y este es el objetivo habitual en los planes de tratamiento. En este sentido, la detección precoz es clave para poder implementar un plan de tratamiento destinado a ralentizar al máximo la progresión de la enfermedad.
Con este objetivo, el Servicio de Oftalmología del mencionado centro clínico celebrará por séptimo año consecutivo la Semana Mundial del Glaucoma entre el 11 y el 15 de marzo, con una campaña de revisiones oftalmológicas y de concienciación sobre el peligro que supone esta amenaza de ceguera silente si no se detecta y trata a tiempo.
El diagnóstico de glaucoma requiere de una valoración clínica exhaustiva, compuesta por un examen de los segmentos anterior y posterior del ojo, medida de la presión intraocular, valoración del ángulo irido-corneal mediante gonioscopia, etc. Además, los oftalmólogos cuentan con el fundamental apoyo que les aportan pruebas complementarias como la tomografía de coherencia óptica, el campo visual o la paquimetría (que permite medir el grosor corneal), principalmente.
En cuanto a tratamientos, la experta detalla que el láser SLT es, a día de hoy, una opción de primera línea que "permite retrasar la necesidad de utilizar colirios y, en aquellos que los utilizan, eliminar o reducir la dependencia de los mismos". "También tiene cabida en otros escenarios, siempre individualizados para cada paciente y el perfil de su enfermedad. Esta técnica aporta una ventaja diferencial muy grande, dado que permite reducir la dependencia de la medicación y, por tanto, mejorar la adherencia al tratamiento", ha señalado.
Por otra parte, existen nuevas y múltiples técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, que permiten controlar la enfermedad y eliminar o reducir la dependencia de colirios. "Su buen perfil de seguridad y la consecuente menor tasa de complicaciones hacen que sean una herramienta eficaz para mejorar la calidad de vida de los pacientes, al ser posible reducir o eliminar la dependencia de los colirios, sin tener que esperar a que la enfermedad progrese o se encuentre en estadios avanzados", concluye la Dra. Hernández.