El cuidado continuado de un familiar puede repercutir en la persona que lo ejerce provocando una serie de consecuencias significativas en su vida, tanto a nivel personal, como a nivel laboral, de relación con su entorno y con el resto de familiares. En muchos casos el cuidador se preocupa por satisfacer las necesidades del enfermo, olvidando su propio bienestar.
Como señala la Dra. Cecilia Almuiña, directora de International Medical Institute de Vithas Internacional, "convertirse en cuidador supone un impacto emocional fuerte. Entran en juego diversos factores, como el nivel de parentesco, la relación previa entre el cuidador y la persona cuidada, la aceptación del nuevo rol, pero muchas veces la persona que cuida no está preparada para asumir el esfuerzo que supone esta nueva situación, produciéndose sentimientos encontrados".
Según datos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, (SEGG), en España un 89% de los cuidadores son mujeres de mediana edad. La problemática más frecuente a la que se enfrentan es la sobrecarga, la falta de tiempo para mantener la vida personal, las repercusiones laborales y económicas y la falta de reconocimiento social.
En este sentido, la labor del médico de familia es esencial a la hora de valorar la situación personal del cuidador en cada caso particular, intentando detectar y evitar las posibles consecuencias negativas para su salud. "Los problemas más frecuentes en los cuidadores suelen está relacionados con la presión psicológica que sufren. Es habitual que manifiesten pérdida de energía, apatía, angustia, nerviosismo, depresión, trastornos de sueño y, a nivel físico, molestias digestivas, cefaleas, palpitaciones. Algunos cuidadores pueden incluso no admitir la existencia de síntomas físicos o psicológicos o justificarlos mediante otras causas ajenas al cuidado. Por ello es necesario realizar un seguimiento cercano, para evitar un deterioro de su salud y potenciar el autocuidado", explica la Dra. Almuiña.
Recomendaciones para potenciar el autocuidado del cuidador
Como afirma la Dra. Almuiña, orientar al cuidador hacia un estilo de vida saludable resulta esencial para que pueda realizar su labor de forma satisfactoria. Para ello, algunas recomendaciones son:
- Procurar mantener unos hábitos de vida saludables que contribuyan a un estado de salud óptimo: practicar ejercicio regularmente, seguir una alimentación saludable y dormir las horas suficientes.
- Buscar apoyo, ya sea en el resto de miembros de la familia o en grupos de apoyo específicos para cuidadores, donde poder expresar sus sentimientos e inquietudes.
- Reservar un poco de tiempo para sí mismo y practicar actividades que resulten satisfactorias a nivel personal, evitando el aislamiento social.
- Aprender a reconocer, en caso de que aparezcan, los sentimientos negativos y saber cómo controlarlos siguiendo las pautas indicadas por el especialista.
- Tomar consciencia de las propias limitaciones, identificando los objetivos reales a los que se puede llegar para evitar frustraciones.