Son muchas las personas con VIH que desean tener descendencia, sin embargo esta decisión plantea interrogantes como el riesgo de transmitir el VIH a la pareja, al bebé, o si el embarazo afectará en la salud de la mujer.
La infección por el VIH es a día de hoy una enfermedad de evolución crónica, es un virus que controlado por fármacos antirretrovirales garantiza mejor calidad de vida de las personas que lo padecen, y gracias a las técnicas de reproducción asistida es posible que quienes lo deseen puedan ser padres; ya que es posible minimizar al 1% la posibilidad de transmisión tanto a la persona sana de la pareja como al bebé.
Para que las parejas serodiscordantes, en las que uno de sus miembros es portador del virus VIH, puedan tener un bebé se deben considerar varios factores. En el caso de que sea el varón el portador del virus, primero se deberá estudiar cuál es el porcentaje de carga de VIH y determinar, mediante un análisis de sangre y de semen, cuál es la situación.
Si la persona infectada es la mujer, en el momento de planificar la gestación, ésta debe tener un buen estado inmunológico, que se haya sometido a un tratamiento previo contra el VIH y que su carga viral en sangre sea muy baja.
Además, la mujer debe someterse a diversos controles durante la gestación para que no haya complicaciones y evitar el riesgo de contagio vertical de la madre al hijo. Este puede producirse en el embarazo, el parto o durante la lactancia, de ahí la importancia de tener muy controlado el virus en todo el proceso.
Según explica Alejandra Aguilar, ginecóloga de Equipo Juana Crespo, ser portador del VIH no afecta directamente a la fertilidad, "no es más infértil una mujer por tener VIH, sin embargo, si pueden existir mayores complicaciones paralelas a la hora de buscar un embarazo, la primera de ellas es que se desaconseja el coito sin preservativo, lo cual imposibilita a priori la concepción natural".
Hay que tener en cuenta también, señala la experta, que las mujeres con VIH pueden ser más propensas a infecciones que debido a la naturaleza del virus son más complicadas de tratar e incluso afectar a órganos reproductivos como las trompas, complicando la gestación incluso por reproducción asistida.
Las personas con VIH se enfrentan a mayores retos y es necesario que los diferentes agentes implicados en la atención de la salud de este colectivo diseñen e implementen servicios de atención dirigidos a mejorar su salud sexual, ya que "a los posibles problemas de fertilidad que puedan tener y al estrés que sufren todas las pacientes durante los tratamientos, se suma la ansiedad derivada del miedo al contagio del bebé", concluye Alejandra Aguilar. Por ello, es imprescindible que la paciente reciba apoyo psicológico durante el tratamiento de reproducción asistida.
Técnicas de reproduccción asistida y lavado de semen
Las técnicas de reproducción asistida son una opción óptima para parejas serodiscordantes e incluso en aquellas en las que ambos sean portadores del virus. En este sentido, David González, embriólogo de la mencionada clínica explica que en el caso de que sea el hombre quien tiene VIH positivo, aunque tenga tratamiento de antirretrovirales y sea indetectable, y la mujer no, la recomendación a la pareja es la utilización de la técnica de lavado del semen "diversos estudios han evidenciado presencia del virus en el plasma seminal, ya que este es un buen vehículo".
Asimismo, los procedimientos dentro del laboratorio de andrología deben seguir con unos protocolos muy controlados, ya que se debe asegurar que la muestra de semen portadora no coexista con otras que deban ser procesadas. Además, una vez procesada y congelada la muestra de semen, el almacenamiento debe ser aislado en un tanque de Nitrógeno Líquido independiente hasta que el resultado de las analíticas de la muestra procesada y congelada evidencie que efectivamente no hay VIH.
Si es la mujer la que es portadora de VIH, explica el experto, "normalmente acude a una clínica de fertilidad habiéndose sometido a tratamientos antirretrovirales, pero aun así existen protocolos especiales tanto en consulta como en quirófano, programando su intervención siempre la última del día". La estrategia de tratamiento dependerá del estado reproductivo de la mujer, sea o no portadora del virus y tendrá las mismas tasas de éxito de gestación que en cualquier otra pareja no seropositiva.
La inseminación artificial se recomendará en caso de no existir causa de esterilidad en la pareja y siempre que la calidad del semen tras el lavado seminal sea óptima. Para las demás situaciones, la fecundación in vitro es siempre viable y segura. Con ambas técnicas se evita el contacto sexual sin protección.
Cabe señalar que además del exhaustivo control que deberá tener la mujer durante el embarazo, se recomienda el parto por cesárea para reducir al máximo el contacto de la sangre materna y fetal, y no amamantar al bebé para no transmitir el virus a través de la lactancia
"Actualmente si la mujer ha seguido todos los protocolos establecidos y se ha suministrado medicación contra el VIH al recién nacido entre las 4 a 6 semanas de vida, se reduce el riesgo a que el bebé tenga la enfermedad en un 99%", concluye la doctora Alejandra Aguilar.