Con motivo de la Celebración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, que se celebra este viernes día 25 de noviembre, dos psicólogas expertas en violencia de género del Colegio de Psicología de Bizkaia, Carmina Serrano y Verónica Rodríguez Negro, quieren dar algunas claves para contribuir a la erradicación de esta lacra y alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres.
El mal de la pornografía para las mujeres
En primer lugar, la psicóloga Carmina Serrano destaca que "vivimos en una cultura neoliberal y patriarcal, y que en la sociedad actual no existe la democracia ni la igualdad entre hombres y mujeres; como nos hacen creer". Las cifras aportadas por el Ministerio de Sanidad y por el Observatorio de la violencia de género ponen en evidencia que en las relaciones entre hombres y mujeres se siguen ejerciendo malos tratos.
"Sólo el 21,4% de los casos de violencia son denunciados y solo se condena al 4,8% de los agresores. El 95,2% de los maltratadores permanece en la impunidad. Este fenómeno se produce en todas las franjas de edad, apareciendo un incremento de dicha violencia en las personas jóvenes", denuncia la experta.
Así, Serrano considera que el origen de la violencia está en la cultura neoliberal y patriarcal. Entendida la cultura como "el saber que la humanidad ha ido acumulando a lo largo de los años, y en ese conocimiento se incorpora de forma implícita y no consciente un significado acerca de lo que implica ser hombre y mujer, y como deben relacionarse y amarse. En la cultura patriarcal el hombre se sitúa por encima de la mujer y considera que es legítimo que ella satisfaga sus deseos emocionales y sexuales".
En este contexto, subraya que la "pornografía se ha expandido de forma masiva gracias a internet y está educando sexualmente a la juventud. El contenido de las páginas pornográficas es cada vez más violento. Y está siendo visto mayoritariamente por los jóvenes. Por ejemplo, el 30% de las páginas que se manejan en internet son de contenido pornográfico".
"La pornografía ha invadido las mentes de las personas. La sociedad en su conjunto tiene que hacer una reflexión sobre qué está pasando y los efectos de las imágenes pornográficas, porque el problema es gravísimo. En esas páginas webs la imagen que se presenta de la mujer y la sexualidad que se enseña es un drama y en más del 90% de los contenidos son de violencia hacia la mujer. La mujer es humillada, orinada, vejada y/o penetrada por varios y todo eso es lo que los adolescentes ven a partir de 12 años", reflexiona la experta.
Para Carmina Serrano "se genera una distorsión de lo que es la sexualidad. Separan la sexualidad del afecto. Se excitan con esas imágenes y esto explica el incremento masivo de la violencia sexual hacia la mujer al que asistimos casi todos los fines de semana. La excitación que provoca la pornografía hace que las personas que la consumen tengan que actuar de la misma forma que ven en las imágenes porno, con el añadido de que el consumo de pornografía puede llegar a producir adicción, actuando estas imágenes como una droga", "La pornografía se está convirtiendo en la droga del siglo XXI".
Como solución, apuesta por impulsar una educación sexual a la juventud y "una cultura de buenos tratos en la que los hombres vean a las mujeres como seres iguales a respetar y no a forzar o violar. Conseguir este objetivo es una tarea de hombres y mujeres". "Los privilegios masculinos en el ámbito familiar deben ser erradicados. Por ejemplo, el modelo de hombre proveedor y mujer reproductora se ha acabado, pero no se ha terminado con la desigualdad en el reparto de tareas para mantener el hogar. La responsabilidad del cuidado es de los dos.", añade Serrano.
Los niños son víctimas
Por su parte, Verónica Rodríguez Negro hace un llamamiento a "todas las entidades y profesionales que trabajan en el campo de los menores, ya sea en el campo educativo (directores de colegios, profesores, etc.); de la salud (pediatras, psicólogos, psiquiatras o médico de cabecera, etc); o de lo social (educadores, sociólogos, etc.), para que nos unamos, despertemos y desarrollamos ideas y propuestas creativas y eficaces contra la violencia de género". Los chicos saben que tienen que respetar a una chica pero luego no lo hacen. Esto demuestra el método de comunicar no es el correcto. "La violencia de género se sigue transmitiendo".
En este punto, Rodríguez-Negro ha aplaudido la Ley Orgánica 8/2015, aprobada el 22 de julio de 2015, que modifica el sistema de Protección a la infancia y a la adolescencia y mejora la atención y protección de los hijos e hijas de las mujeres víctimas de Violencia de Género. "Recoge a los hijos e hijas de las víctimas y por ello hay un tratamiento específico sobre ellos", explica la especialista.
"Los hijos e hijas de las mujeres que están sufriendo violencia física, sexual o emocional por sus parejas o exparejas son víctimas de la violencia de género, siempre. Los hijos e hijas de un maltratador crecen en el miedo, son propensos al estrés postraumático, depresión y trastornos de personalidad. Incluso si no son objeto directo del maltrato", sentencia.
La especialista hace hincapié en que "el hecho de convivir con la violencia familiar les torna en víctimas y hay que evitar que sean testigos de esta situación". "Sufren, generándose grandes repercusiones en todas las esferas de su desarrollo físico, cognitivo, social y emocional. Estos niños y niñas viven la tristeza, la inseguridad de una situación amenazante, temor y angustia de su madre, y ello les genera gran inseguridad y confusión. La angustia puede manifestarse sintomáticamente con enuresis, agotamiento, ansiedad, trastornos alimentarios, terrores nocturnos, trastornos físicos, retraso del sistema motor y en el aprendizaje".
"Los niños y niñas crecen pensando que la violencia es una pauta normal en las relaciones entre adultos. No discriminan lo que es correcto de lo injustificable y obvian las conductas de buen trato a favor de las de maltrato. En consecuencia, en ocasiones la hiperactividad y agresividad aparecen en niños y niñas que sufren la violencia en su hogar, dependiendo del tiempo que han estado expuestos a la dureza de situaciones violentas", afirma.
Por último, Rodríguez Negro recuerda que la escuela es "uno de los agentes socializadores fundamentales (junto con la familia) que permite el establecimiento de detección, atención y seguimiento de casos de violencia de género así como el apoyo a otras instancias con la tarea de la intervención". "La escuela y la relación dilatada en el tiempo que se establece entre docentes y alumnado conforman un espacio privilegiado para la transmisión de valores como el buen trato, la igualdad o las relaciones afectivas sanas", concluye.