Dice el refrán que "quien tiene un amigo, tiene un tesoro" y es que rodearse de amigos tiene grandes beneficios para la salud. Así, según Conchita García, médico de la Dirección Asistencial de Sanitas Mayores, "tener amigos es bueno porque reduce los espacios de soledad, refuerza el crecimiento personal, da apoyo emocional, se nutre la autoestima, fortalece la memoria emocional a través de los recuerdos y eleva el nivel de resiliencia personal en los momentos de dificultad".
En cuanto a la tercera edad, según datos del informe ‘La participación social de las personas mayores', publicado por el IMSERSO, la socialización en las personas mayores tiene efectos favorables en determinadas patologías como el dolor articular, el control de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial o la diabetes; así como en la prevención de patologías de la esfera psicosocial como la depresión y la ansiedad.
Por otro lado, rodearse de gente favorece la salud física, mental y emocional para estos mayores. Según la doctora, la oxitocina, conocida como "la hormona de los abrazos, reduce el dolor, la ansiedad, aumenta nuestra energía y fortalece nuestro sistema inmune". Esta hormona se libera cuando se toca a alguien a quien queremos. Mientras más conexiones amorosas hay, más oxitocina es liberada en el organismo. Por otro lado, ayuda al aprendizaje: "el mayor aprendizaje que podemos obtener es a través de las experiencias con las personas que nos rodean. Aprendemos al construir relaciones, al mejorar nuestra comunicación y al escuchar consejos", explica la doctora. Además, las conexiones emocionales con personas cercanas previenen la depresión y nostalgia. Para Conchita García, "el abrazo y consuelo de un amigo son buenos antidepresivos".
También hay estudios que apuntan a que tener buenos amigos aumenta la esperanza de vida. "Un estudio realizado por la Universidad de California (EE.UU.) a alrededor de 3.000 mujeres con cáncer de mama reveló que las pacientes sin amigos íntimos tenían un riesgo de fallecer cuatro veces más alto que las que tenían diez o más amigos que les brindaban su apoyo durante su tratamiento", explica.
Otro beneficio de la socialización es que el cerebro de las personas que se relacionan tiene seis zonas más grandes y mejor conectadas entre sí que el de las personas con pocos amigos. "Esto es debido a las habilidades necesarias para mantener y cultivar un buen número de relaciones sociales", explica García. Además, tener un círculo de amigos cercanos protege frente al alzhéimer y fomenta hábitos de vida saludables. "Las personas que viven solas y que apenas se relacionan con los demás tienden a llevar un estilo de vida menos saludable y por ello envejecen antes", indica la doctora.
Los amigos de la madurez
Tener amigos más jóvenes da una perspectiva distinta, además de la que ya nos aporta el relacionarnos con personalidades diferentes. "Se trata de un intercambio de experiencias, debido a que habrá amigos que ya pasaron por lo que tú y otros que aún no. Esto ayuda a recordar pensamientos de cuando se era más joven", explica. Por otro lado, tener amigos sin lazos de parentesco proporciona un amparo ante las situaciones que nos van aconteciendo. "Envejecer es una etapa de la vida, pero que es nueva y por eso puede resultar confusa. Además, puede generar inseguridad y temor, por lo que si se cuenta con amigos que estén en la misma situación y que nos entiendan, la adecuación será mucho más sencilla", añade.
Asimismo, tener amigos en la etapa madura provoca que se creen nuevos hábitos con ellos, ya que a medida que se envejece se van dejando atrás algunas de las costumbres que se solían llevar a cabo.
Un estudio de la Universidad de Purdue (EE.UU.) publicado en 2010, destacaba que las personas mayores afirman tener mejores matrimonios, amistades más comprensivas y menos conflictos con sus hijos y hermanos en la vejez que en la juventud. Para la doctora, "se debe al hecho de que son conscientes del poco tiempo que puede quedarles a sus relaciones, por eso cuidan y valoran más cada momento".
Ante la pérdida de un amigo, algo a lo que se enfrentan más a menudo los mayores, la doctora indica que "no sólo genera un gran dolor y sentimiento de soledad sino que también es algo con lo que pueden verse reflejados y por lo tanto sentir que su muerte está cerca. Tener un apoyo emocional es clave para tener un proceso de duelo saludable".
Consejos para fomentar las relaciones sociales
Es necesario fomentar las relaciones de calidad que favorecen la autoestima y el bienestar general, ayudar a que la persona mayor se sienta parte activa de su entorno, ya sea en su casa o en un centro de día,
El hecho de sociabilizar, jugar a juegos de mesa, poder aconsejar a amigos y opinar con ellos sobre distintos temas promueve su mente activa y hace que se sientan parte de la sociedad. Además, compartir recuerdos, experiencias, intereses y diversión con sus iguales favorece su autoestima.
"En los centros de día se cultiva el compañerismo y la amistad entre los asistentes, tanto en su tiempo libre como en las diferentes ocupaciones programadas. De este modo, se evita el aislamiento que a veces se da en la vejez", apunta la doctora. Esta fórmula permite a las personas mayores permanecer en su domicilio durante más tiempo, de manera que se combinan estas ventajas con las relaciones familiares y se añaden los beneficios de la amistad y sociabilización.