Tuberculosis: 100.000 nuevos infectados cada año en España, el 80% sin diagnosticar

Los especialistas reclaman un plan estatal para detectar la infección antes de que se desarrolle la enfermedad, y acercarse así a los estándares europeos
La Unidad de Tuberculosis en Cataluña está trabajando en un nuevo tratamiento contra la enfermedad

La bacteria de la tuberculosis infecta cada año a 100.000 personas en España, pero el 80% de los casos no se diagnostican nunca. Cataluña y Galicia son las únicas regiones que tienen un plan de detección y control específico de la enfermedad. Los especialistas reclaman desde hace años un plan estatal y señalan que solo así se reducirá el número de enfermos. Los esfuerzos de los investigadores como Pere-Joan Cardona, jefe de la Unidad de Tuberculosis de Cataluña y profesor colaborador de los Estudios de Salud de la UOC, se centran en desarrollar un tratamiento efectivo por la vía oral y una vacuna terapéutica.

Según Cardona, la tuberculosis continúa siendo una «enfermedad discreta». Un tercio de la humanidad está infectado y prácticamente el 99 % de los afectados no son conscientes de ello. De este tercio, un 10 % desarrollará la enfermedad y alrededor de 1,8 millones de personas morirán. El 95 % de los casos de mortalidad se dan en países en vías de desarrollo.

Coincidiendo con el Día Internacional de la Tuberculosis que se celebra el 24 de marzo, el doctor insiste en que hay que visibilizarla. El primer paso necesario es tener protocolos de detección precoz y esto, hoy por hoy, solo pasa en Cataluña y Galicia. Hace años que la comunidad científica reclama un plan estatal. Solo así se conseguiría rebajar su incidencia que, según datos de 2014 del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), es de 10,85 por cada 100.000 habitantes. Lejos de los Países Bajos (4,89), Alemania (5,56) o Francia (7,36).

El caso de España, subraya Cardona, es grave porque el problema está en la diagnosis que no se lleva a cabo. Por lo tanto, la cifra oficial de enfermos no se corresponde con la realidad, según la OMS.

Los investigadores trabajan con un nuevo tratamiento oral

La comunidad científica asume que el contagio de la tuberculosis no se puede evitar y centra los esfuerzos en desarrollar una vacuna para evitar la enfermedad y tratamientos más eficientes que permitan la curación en un tiempo menor que el actual, que es de seis meses. Precisamente, el médico impulsó y lidera desde 1997 la Unidad de Tuberculosis Experimental en Cataluña y contribuyó al desarrollo de la vacuna RUTI.

Actualmente, su equipo trabaja con dos consorcios europeos (TBVAC2020 y EMITB) para encontrar una nueva vacuna. Por otro lado, también han fundado dos empresas derivadas del Instituto Germans Trias y Pujol: Archivel y Manremyc, para desarrollar la vacuna terapéutica RUTI y el probiótico para menguar el riesgo de adquirir tuberculosis activa (Nyaditum resae).

El caso del probiótico, señala Cardona, nace de una necesidad estratégica. Al tratarse de un suplemento alimentario presenta varias ventajas respecto de la vacuna: se suministra por vía oral, es barato y muy estable a la temperatura y la humedad de los países tropicales, sin requerir cadena de frío. De hecho, ya existe un proyecto para distribuir el tratamiento masivamente en algunos países.

Finalmente, también se investigan métodos de diagnosis más sencillos, similares al VIH, que sólo necesita el análisis de sangre.

La tuberculosis se transmite por vía aérea, por lo tanto, todo el mundo se puede infectar. Ahora bien, existen tres factores que determinan que una persona desarrolle la enfermedad: casos de inmunodepresión, factores genéticos y casos de sobrerreacción a la infección, que se agrava con el tabaquismo o la diabetes, entre otros.

Curso de especialización en la UOC

Algunas de estas cuestiones se tratan en el curso de especialización «Clinical Tuberculosis Management» de la UOC, dirigido por el mismo Cardona y que ofrecen los Estudios de Salud. «Está dirigido a estudiantes de todo el mundo, incluidos los países endémicos», explica la coordinadora y bioquímica Carme Carrion.

Cardona señala que busca dar una visión pragmática del manejo del enfermo tuberculoso. De hecho, uno de sus puntos diferenciales es que se promueve la investigación activa de los estudiantes y se les invita a desarrollar proyectos de investigación piloto para resolver problemas locales con ayuda de un tutor.

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