Hasta hace pocos años, los pacientes más jóvenes que padecían síncopes reflejos de repetición, también conocidos como síncopes vasovagales o bradicardia funcional, contaban con pocas alternativas terapéuticas. El desarrollo de la cardioneuroablación, un enfoque terapéutico dirigido a realizar una ablación con catéter de los ganglios del sistema nervioso autónomo (parasimpáticos), ha supuesto un gran avance. La inmensa mayoría de los pacientes obtiene un beneficio clínico muy importante y el procedimiento tiene un muy bajo perfil de riesgo. Sin embargo, lo novedoso de la técnica hace que todavía existan algunas incógnitas relevantes por resolver.
Así, por ejemplo, se desconocía el efecto exacto de la edad en la eficacia de la cardioneuroablación. Un artículo publicado en la revista Heart Rythm y que se basa en los datos del estudio ELEGANCE, el primer estudio multicéntrico realizado en España para evaluar esta novedosa técnica, parece indicar que la edad no es un factor limitante en su eficacia. "Estos hallazgos sugieren que la cardioneuroablación puede ser una opción de tratamiento adecuada para pacientes de todas las edades con síncope reflejo y bradiarritmia funcional, siempre que se realice una selección adecuada de candidatos", explica el Dr. Antonio Berruezo, director del Departamento de Arritmias del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon, y que ha sido quien ha coordinado tanto el estudio ELEGANCE como el artículo que ahora se ha publicado.
La selección de candidatos adecuados para realizar una cardioneuroablación es compleja y depende de muchos factores, aunque, principalmente, el Dr. Berruezo señala como más importantes el hecho de que los síncopes sean frecuentes, que sean de gravedad e inevitables, y que acaben teniendo un importante impacto tanto en la vida laboral como social del paciente. "Ahora tenemos que trabajar en conseguir personalizar este procedimiento para poder dar la respuesta más adecuada a cada paciente, además de lograr simplificarlo y hacerlo más eficiente."
La edad no es un factor determinante de la eficacia
En el estudio, cuyos resultados se acaban de publicar, participaron 60 pacientes, divididos en tres grupos, según su edad: jóvenes (18-40 años), de mediana edad (41-60 años) y mayores (más de 60 años). La mayoría de los pacientes presentaba síncope vasovagal (80%), un 8% tenía síncopes por hipersensibilidad del seno carotídeo y un 12% bradicardia o bloqueo auriculoventricular funcional. Los pacientes fueron sometidos a una evaluación completa antes de la cardioneuroablación, que incluyó electrocardiograma, Holter, test de mesa basculante y estudio electrofisiológico.
Los resultados mostraron que no hubo diferencias significativas entre los grupos de edad en cuanto a la respuesta a la cardioneuroablación, que obtuvo un éxito agudo del 93%, sin diferencias entre los grupos de edad. La respuesta al test de mesa basculante después de la cardioneuroablación fue la ausencia de bradicardia también en más del 90% de los casos, sin diferencias entre los grupos de edad.
En el seguimiento a los ocho meses, el 88% de los pacientes no tenían síntomas. El análisis de supervivencia sin eventos no mostró diferencias significativas entre los grupos de edad. Además, se encontró que el test de la mesa basculante después de la cardioneuroablación tenía un alto valor predictivo negativo para la recurrencia de síntomas. Es decir, realizada poco tiempo después de la intervención, es útil para identificar aquellos pacientes en quienes el tratamiento será eficaz a largo plazo.
Acerca de la cardioneuroablación
Los pacientes más jóvenes que estaban afectados por bradicardia funcional o refleja que se debían a una hipertonía del sistema nervioso parasimpático, y no a una enfermedad de las células marcapasos del corazón, se encontraban hasta hace poco con escasas alternativas. Sin ningún fármaco eficaz, la única opción en pacientes muy sintomáticos era el implante de un marcapasos. Sin embargo, dado que en algunos casos estos pacientes pueden ser muy jóvenes, de hasta 20 años, esta opción tenía asociados muchos inconvenientes y posibles complicaciones a largo plazo, como la necesidad de realizar muchas visitas de control, elevado riesgo por infecciones al cambiar las baterías de los marcapasos o la propia durabilidad de estos equipos.
"Para los cardiólogos supuso un alivio el desarrollo de la cardioneuroablación, ya que la implantación de marcapasos en pacientes tan jóvenes nunca había sido una idea que nos gustara", explica el Dr. Berruezo. La ablación con catéter es un enfoque terapéutico utilizado para tratar muchos tipos de arritmias cardiacas y ahora contamos con una nueva indicación para este tipo de intervención.
La cardioneuroablación se basa en el concepto de interrumpir la actividad del sistema nervioso autónomo parasimpático que inerva al corazón, con el fin de eliminar la respuesta de bradicardia severa secundaria a su actividad aumentada puntual (refleja) o permanentemente. El procedimiento consiste en identificar los ganglios parasimpáticos que inervan las distintas partes del corazón y aplicar calor con radiofrecuencia para inactivarlos.
Una de las claves de este nuevo procedimiento radica en poder identificar adecuadamente dónde aplicar la radiofrecuencia. En este sentido, el uso de imágenes de alta resolución de tomografía axial computarizada o TAC ha demostrado ser de gran ayuda. "Nuestras investigaciones han demostrado que los acúmulos de esfingolípidos adheridos a la pared del corazón contienen las fibras nerviosas del sistema nervioso parasimpático y, por tanto, nos sirven como marcadores para localizar los ganglios parasimpáticos y poder inactivarlos", finaliza el especialista.