La Organización Mundial de la Salud tiene identificadas siete categorías de efectos adversos y sociales derivados de la contaminación por ruido relacionado con entornos ambientales ligados a aspectos sociales, ocupacionales o laborales. Estas consecuencias son empeoramiento en la audición, interferencia con la comunicación hablada, alteraciones cardiovasculares, problemas de salud mental, empeoramiento en las funciones neurocognitivas, comportamientos sociales anormales y de forma muy importante trastornos del sueño.
En torno a esta realidad, Joaquín Terán, presidente de la Sociedad Española del Sueño (SES) y miembro de la Unidad Multidisciplinar de Sueño del Hospital Universitario de Burgos, participa el miércoles, 27 de septiembre, en la XLIV Semana Médica de Bilbao, organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, con una ponencia titulada Sueño y Salud: hacia un modelo ecológico sostenible en la que se aborda una realidad científica innegable. "El sueño es un proceso biológico activo con funciones ligadas de forma inequívoca a la salud", asegura el experto, quien recuerda que "el sueño es un importante modulador de las síntesis hormonales con un importante papel en la regulación de la glucosa y en la función cardiovascular".
La importancia del descanso es capital para la salud. Así, el presidente de la SES subraya cómo "diferentes fases del sueño están ligadas a un correcto funcionamiento del organismo humano, de tal manera que en particular el sueño lento profundo ocupa un papel preponderante desde el punto de vista de la restauración de la memoria, la atención etc. y se asocia con la disminución de la actividad simpática y, por lo tanto, de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial". El mecanismo por el que el ruido produce alteraciones importantes en la salud es similar al de cualquier trastorno de sueño, de tal manera que la fragmentación inducida por el ruido pone en marcha mecanismos inflamatorios y neurohormonales que nos ponen en riesgo y este efecto aparece por encima de los 35 decibelios y es especialmente importante en poblaciones sensibles como niños y ancianos.
"La alteración del sueño produce disfunción en los mecanismos de control del apetito y favorece la aparición de obesidad", sentencia el experto. "Diversos estudios experimentales, así como estudios observacionales, demuestran que la restricción de sueño o la pobre calidad del mismo se asocia con la afectación del metabolismo de la glucosa en términos de intolerancia a la glucosa o deterioro de la sensibilidad a la insulina. La restricción del sueño se ha mostrado también asociada con incrementos de la tensión arterial y con deterioro en los procesos de control inmune siendo, por tanto, importante el impacto dañino sobre la salud que presenta un sueño pobre o acortado".
Subraya el especialista que "los trastornos del sueño son considerados una de las más importantes consecuencias del ruido, fundamentalmente nocturno, por su impacto en la salud. Esto se traduce en síntomas como somnolencia, alteraciones en el estado de ánimo y consecuencias cardiometabólicas por lo que minimizar su efecto está ligado a un concepto de sostenibilidad del sueño e implica la necesidad de reclamar el derecho a un sueño saludable".