El 38% de los adolescentes de entre 12 y 14 años reconocen estar preocupados por su cuerpo, lo que puede generar trastornos de la conducta alimentaria, según se explica en una guía práctica sobre el reconocimiento y la prevención familiar de adicciones dirigidas a padres y profesionales de la salud.
Esta guía cifra en un 3,5% el número de jóvenes de entre 15 y 18 años que presenta trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia y bulimia, y en un 7,5% la cantidad de ellos que no los sufre aún pero que está en situación de riesgo.
El objetivo de este documento es dar a conocer a los padres los criterios ‒recomendados por profesionales‒ que les ayuden a llegar a tiempo de evitar que sus hijos desarrollen un trastorno.
Se trata de un problema de salud emergente que tiene cifras alarmantes y que afecta tanto a varones como a mujeres, ya que las cifras de varones afectados van en aumento.
Las familias caóticas o inestables, las invalidantes ‒aquellas que se niegan a reconocer el problema‒, las sobreprotectoras y demasiado exigentes son las más susceptibles de que aparezcan estos trastornos en su seno y es necesario formar a los padres para atajar el problema.
Además, el 20% de los jóvenes adolescentes se ha sometido a una dieta o más, en muchas ocasiones animados por los propios padres, y de ellos sólo diez de cada cien la han realizado bajo la supervisión médica de un especialista en nutrición. Que el padre o la madre recriminen al niño que está gordo y que necesita adelgazar aumenta el riesgo de que un adolescente sufra un trastorno alimentario.