El término "nuevas vacunas" incluye tanto a las creadas para prevenir enfermedades para las que no había vacuna previamente, como a las que suponen modificaciones sustanciales de vacunas ya existentes.
En los últimos años, el constante progreso en los conocimientos sobre inmunología, biología molecular, bioquímica y en el desarrollo de nuevas tecnologías de ingeniería genética, en concreto, el desarrollo de la tecnología del ADN recombinante, ha permitido la creación de una nueva generación de vacunas, más seguras que las anteriores y con capacidad para desencadenar una respuesta inmunitaria más eficaz y duradera. El primer exponente de esta nueva generación de vacunas fue la desarrollada frente a la hepatitis B.
Vacunas atenuadas mediante modificación genética
Se trata de microorganismos patógenos (virus y bacterias) modificados genéticamente, de manera que los genes que tienen que ver con la capacidad de estos agentes de causar enfermedad se encuentren mutados o posean antígenos modificados que desencadenen la respuesta inmunitaria de protección frente a esa enfermedad.
Vacunas de péptidos sintéticos
Las proteínas bacterianas o víricas con capacidad antigénica poseen múltiples fragmentos en los que radica su especificidad y actividad, pero sólo unos pocos de estos fragmentos tienen relación con una respuesta protectora eficaz. Mediante ingeniería genética y el uso de anticuerpos monoclonales es posible identificar cuáles de esos fragmentos tienen capacidad inmunológica. Posteriormente son sintetizados químicamente y se les hace adoptar una configuración espacial que les haga reconocibles por el sistema inmunológico de la persona.
Vacunas antiidiotipo
En este caso, para obtener la vacuna en lugar de utilizar un antígeno se utiliza un anticuerpo que reproduzca la morfología del antígeno y que, por tanto, produzca inmunidad, pero que de por sí sea inocuo.
Vacunas de proteínas y péptidos recombinantes
Determinados genes que son portadores de la información para las proteínas localizadas en la superficie del microorganismo contra el que se pretende crear la vacuna pueden ser aislados mediante tecnología del ADN recombinante. Luego estos genes se introducen en bacterias, levaduras o plantas y allí se producen grandes cantidades de la proteína antigénica que, una vez purificada, se emplea directamente como vacuna.
Vacunas génicas
En las vacunas génicas, el antígeno que ha de inducir la inmunidad no se administra directamente a la persona que se va a vacunar, sino que lo que ésta recibe es el gen que codifica dicho antígeno, el cual dirige la síntesis de este antígeno que llevan a cabo las células del huésped. El antígeno así obtenido desencadenará la respuesta inmunitaria.
Vacunas comestibles
Quizás sea el más sorprendente de los tipos de vacuna hasta hoy creados. Se trata de plantas a las que se les ha introducido, mediante técnicas de ingeniería genética, un gen que es portador de la información necesaria para producir en su interior una proteína antigénica. Estas plantas, de carácter transgénico, pues han sido modificadas genéticamente, pueden ser cultivadas de manera natural y consumidas como vacunas comestibles por humanos y animales. Tienen la ventaja de su administración oral, que por ello da lugar a una respuesta inmunitaria mucosa. Su inconveniente es que los antígenos de la vacuna pueden sufrir una degradación en el estómago y el intestino antes de desencadenar la respuesta inmunitaria.