Aprender a gestionar la incertidumbre reducirá los efectos psicológicos de la crisis

Aumento del uso de la telemedicina y un mayor riesgo de sufrir depresión y adicciones: la realidad post COVID-19

El comportamiento humano ha sufrido una transformación, surgiendo nuevas formas de ser solidarios, cuidar de la propia salud, acceder a atención sanitaria, desarrollar nuestra actividad profesional e, incluso, relacionarse y conectar con los demás

La pandemia COVID-19 ha impactado frontalmente en nuestro estilo de vida, tanto en el ámbito personal como también en el social y laboral. El comportamiento humano ha sufrido una transformación, y han surgido nuevas formas de ser solidarios, cuidar de la propia salud, acceder a atención sanitaria, desarrollar nuestra actividad profesional e, incluso, relacionarse y conectar con los demás. Así, tras la fase aguda de la pandemia, el uso generalizado de la telemedicina, una nueva gestión del talento en la empresa o un mayor riesgo de sufrir trastornos mentales graves, forman parte de la nueva realidad post-pandemia COVID-19.

La propagación del virus a lo largo del mundo, así como el despliegue de las medidas de contención impulsadas por los diferentes países, han impactado en el estilo de vida de millones de personas. Y eso ha dado lugar a nuevas prioridades. Por ejemplo, se ha redimensionado la importancia de incluir medidas de prevención en nuestro día a día, lo que ha llevado a sentir una mayor necesidad de cuidarnos y protegernos frente a enfermedades. También hemos constatado la importancia de acceder a información y consejos médicos rigurosos y confiables, de mantener y cultivar las relaciones personales, y por supuesto, de cuidar nuestra salud emocional.

"Todos estos desafíos a los que nos hemos enfrentado en las últimas semanas marcarán, inevitablemente, la nueva realidad que deja tras de sí la pandemia COVID-19. Somos personas diferentes a las que éramos antes de sufrir el impacto del virus en nuestras vidas. Y, por tanto, ahora tendremos que adaptarnos a estos cambios, asumirlos como parte del día a día, y continuar avanzando mientras aprendemos a gestionar la incertidumbre", indica la Dra. María Sánchez, e-Health Medical Manager en Cigna España.

Parte de estos cambios afectan directamente al cuidado de la salud y bienestar, y a la manera en la que nos relacionamos con nuestro entorno, ya sea desde el punto de vista social como laboral. Así, los expertos de la compañía destacan cinco aspectos que forman parte de la realidad post COVID-19:

  • Aumento del uso de la telemedicina como vía de acceso a atención sanitaria. La digitalización en la atención sanitaria ha irrumpido definitivamente en los hogares españoles por la necesidad de aliviar la presión asistencial durante la crisis del coronavirus. Durante el confinamiento, el uso de la telemedicina ha llegado a multiplicarse por quince, y todo parece indicar que continuará aumentando. Cada día más personas usan la telemedicina como vía para acceder a atención sanitaria, lo que también refuerza el autocuidado del paciente. Eso sí, para que esto suceda, es importante asegurar el acceso de la población a la tecnología 4G y supervisar que todas estas soluciones cumplan con las regulaciones GDPR.
  • Gestión del talento en la empresa con foco en el apoyo emocional. La realidad empresarial también ha cambiado. Hay nuevas oportunidades de mercado, nuevas necesidades de los clientes y también unas nuevas dinámicas de trabajo, impulsadas principalmente por el teletrabajo. Para afrontarlo, las organizaciones necesitan contar con empleados comprometidos y motivados, ya que ellos serán el motor de crecimiento en este escenario cambiante. Por ello, las estrategias de RRHH centradas en el cuidado de la salud y bienestar de los trabajadores y con foco especial en el apoyo emocional son, más que nunca, una gran baza para lograr una ventaja competitiva, atraer y retener talento, y generar una cultura corporativa sólida.
  • Relaciones sociales más restringidas para prevenir el contagio. Tal y como subraya un reciente estudio preliminar realizado por un grupo de expertos internacionales de diversas ramas, las restricciones relativas al contacto físico, unidas al miedo al contagio, podrían reducir la socialización a únicamente aquellas personas más cercanas, a fin de minimizar cualquier tipo de riesgo. A largo plazo, esto podría producir un impacto negativo en la salud, al facilitar la aparición de sentimientos relacionados con la soledad. 
  • La desinformación como principal enemigo para una vida saludable. Uno de los efectos colaterales de la digitalización en el ámbito de la salud es la proliferación de mensajes alarmistas y falsas afirmaciones, especialmente en redes sociales y aplicaciones de mensajería instantánea. El flujo constante de datos tergiversados sobre la epidemia del coronavirus así lo ha demostrado. Ahora más que nunca, la población es consciente de que debe cuidar más su salud y que para ello ha de informarse únicamente a partir de fuentes veraces y rigurosas. Así lo ha ido remarcado la Comisión Europea desde el inicio de la crisis.
  • Mayor riesgo de sufrir trastornos mentales. La crisis provocada por el COVID-19 es, por su dimensión geográfica, un acontecimiento traumático a escala global. A la larga, los trastornos del ánimo y episodios de ansiedad que surgieron en la fase aguda de la pandemia podrían desembocar en otros problemas más graves, como son el estrés postraumático, la depresión, las conductas violentas o las adicciones. De hecho, según estimaciones de la OMS, los trastornos mentales podrían multiplicarse por dos. Por tanto, el objetivo durante esta etapa de transición será prevenirlos mediante una serie de pautas de adaptación a la nueva realidad.

¿Cómo prevenir la aparición de problemas psicológicos durante transición?

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