El pie en riesgo de las personas mayores

Las personas mayores forman parte del colectivo más vulnerable a sufrir diversas patologías y anomalías podológicas y, a su vez, el más sensible ante el servicio sanitario recibido. Con frecuencia, con la edad se suele padecer una o varias alteraciones en los pies, que pueden ser debidas a diferentes efectos:

  • Enfermedades congénitas o adquiridas, que se agravan con el paso de los años.
  • El uso de diversos tratamientos y medicamentos, como anticoagulantes.
  • O, Simplemente, el envejecimiento o el estrés provocado por las diferentes actividades y ocupaciones desarrolladas a lo largo de la vida.

De este modo, nuestras extremidades inferiores deben hacerle frente al paso de los años. De hecho, la lista de enfermedades con potenciales manifestaciones podales que se desarrollan con la edad avanzada es muy amplia. Además, en muchos casos, el pie es el lugar primario de aparición e identificación de síntomas y complicaciones, como ocurre con enfermedades osteoarticulares, gota, artrosis o neuropatías.

Tal y como refleja el último informe realizado por el Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos que ha sido presentado al Ministerio de Sanidad para reivindicar la inclusión de los podólogos en el Sistema Nacional de Salud, más del 80% de las personas mayores necesitan cuidados de un profesional de la Podología de una manera periódica.

El pie de las personas mayores es por tanto un pie de alto riesgo que necesita del trabajo de profesionales con una formación continuada, amplia experiencia, y gran pericia en el manejo de todas las circunstancias que rodean este tipo de atenciones. Por ello, la incorporación de servicios de Podología en centros de geriatría es esencial para la calidad de vida de las personas en edad avanzada, ya que contribuye a que tengan una mejor deambulación y a tratar las diversas patologías que aparecen con el paso de los años.

Por otra parte, no podemos olvidar también que, este sector de la población, aparte de presentar numerosas alteraciones podológicas, puede tener mermada la capacidad adquisitiva para optar a un cuidado integral de la salud de sus pies de otra manera.

Por ello, debemos concienciarnos de la importancia de llevar a cabo un ejercicio continuo de prevención y cuidados desde edades tempranas, para reducir el riesgo de aparición de posibles patologías con el paso del tiempo.

Es decir, está en nuestra propia mano prestar la atención necesaria requerida por esta parte tan importante de nuestro cuerpo, para prevenir posibles daños a largo plazo. Pues, un correcto mantenimiento y control de nuestros pies durante toda la vida, puede ayudarnos a evitar el desarrollo de problemas de salud más graves.

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