El confinamiento como medida preventiva ha alterado las actividades diarias de los hogares españoles. La incertidumbre provocada por la situación junto a la dificultad de mantener las rutinas habituales está afectando de manera negativa al bienestar emocional de la población. Para las personas diagnosticadas con trastorno del espectro autista (TEA) y sus familiares este cambio repentino no solo ha afectado a sus costumbres. También ha provocado en las personas con TEA un agravamiento de los síntomas o alteraciones emocionales como tristeza, irritabilidad o ansiedad.
Por este motivo, el manejo de las emociones y la conducta se ha vuelto más complejo tanto en los centros escolares como en el domicilio, amplificado también por la presencia de ansiedad e incertidumbre en los propios padres y cuidadores. Como consecuencia se está observando el aumento de prevalencia de sintomatología comórbida, es decir la coexistencia de más de un trastorno que puede dificultar el diagnóstico y que uno ensombrezca al otro, como la ansiedad o trastornos adaptativos. En relación con la comorbilidad psiquiátrica se estima que un 70% de pacientes con TEA en algún momento de su vida van a presentar algún trastorno psiquiátrico. Por ello, hacer un correcto diagnóstico diferencial de las enfermedades psiquiátricas asociadas permitiría identificar dianas específicas de intervención, disminuir la discapacidad y mejorar la calidad de vida.
Esta es una de las principales conclusiones de la mesa redonda "La nueva realidad de niños y adolescentes con TEA. ¿Qué hacer desde casa?" celebrada el 8 de abril, en el marco del día mundial del Trastorno del Espectro Autista (TEA) e impulsada por Neuraxpharm, laboratorio farmacéutico especializado en sistema nervioso central y, la Fundación Querer, organización sin ánimo de lucro cuyos expertos proporcionan atención personalizada a niños con necesidades especiales derivadas de sus enfermedades neurológicas.
El encuentro fue moderado por Pilar García de la Granja, presidenta de la Fundación Querer y Concha Porras, Brand manager de Neuraxpharm, y reunió a la Dra. María Carnicer, psiquiatra infantojuvenil en AMITEA en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), el Dr. Adrián García-Ron, neuropediatra del Instituto del Niño y del Adolescente del Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid), y Carolina Pérez Ruiz, maestra especialista en audición y lenguaje en el Colegio de Celia y Pepe (Madrid) como ponentes.
"La nueva realidad de niños y adolescentes con TEA. ¿Qué hacer desde casa?"
Los especialistas reunidos destacan el papel fundamental que siguen teniendo los padres y cuidadores de los niños con TEA. Por esa razón, la Dra. María Carnicer, centró su ponencia en hablar sobre la importancia de identificar los síntomas de las principales comorbilidades psiquiátricas ya que en el 40% de los casos suelen aparecer las primeras patologías antes de los 5 años, siendo la hiperactividad y los aspectos obsesivos las más frecuentes. Seguidos por la ansiedad y estados depresivos durante la adolescencia.
Otro aspecto que preocupa a los expertos ha sido el uso abusivo de las pantallas digitales, especialmente durante los meses de confinamiento. El mal uso de estas, sumado a la pérdida de rutinas sociales han sido los posibles desencadenantes del incremento de consultas por sospechas de trastorno del espectro autista. Además de dificultar, en algunos casos, el correcto mantenimiento de los tratamientos, explica el Dr. Adrián García-Ron.
Para los padres, cada vez es más complicado poner límites al uso de tecnología, un problema que se ha visto agravado por la situación actual. Sobre todo, en los que forman parte de la denominada "generación touch", niños nacidos en el año 2010 en adelante que comienzan a interactuar con la tecnología antes de aprender a leer y escribir.
Por esa razón, más allá del impacto positivo que aportan las nuevas tecnologías existen discrepancias entre la educación y la sanidad respecto a su uso. Por un lado, permiten a los niños acceder a la información, investigar ideas y representar sus pensamientos. Pero, de esta misma manera, su uso excesivo conlleva preocupaciones cognitivas, que pueden llegar a afectar al neurodesarrollo y aspecto físico. Preocupaciones emocionales, como la adicción y depresión a causa de contenido inapropiado. Y preocupaciones sociales debido al aislamiento por la pérdida del discurso cara a cara y la exposición a depredadores de la red y ciberacoso. Todo ello, afecta especialmente a los niños con TEA, empeorando significativamente el déficit de atención y poniéndolos en peligro a causa de su inocencia y vulnerabilidad.
Por su parte, la maestra Carolina Pérez señaló las ventajas que aporta este recurso en la educación y destacó que gracias a ello pudieron seguir trabajando con los niños en la distancia. Aunque, conscientes del uso que se les da en casa, durante las clases presenciales, apuestan por la experiencia en movimiento y de aprender de una manera más activa y no tan pasiva, que al final es lo que no permiten las pantallas.
Por último, la maestra destaca la implicación de las familias, principalmente por la dificultad de combinar la atención a los hijos y el trabajo. Por ello, desde el primer momento estudiaron la nueva realidad a la que se enfrentaban niños y adolescentes con TEA y buscaron la manera de acompañar a los familiares a través de rutinas con descansos activos y apoyarles en la regulación de los niños.