SYNLAB, proveedor líder de servicios de diagnóstico médico en Europa presenta un test que permite analizar el biorritmo de la melatonina para ayudar a corregir las alteraciones del sueño. La melatonina es una hormona que induce el sueño y que además participa en numerosos procesos fisiológicos como la prevención del envejecimiento entre otras.
La prueba Alteraciones del Sueño determina los niveles de melatonina en saliva en 4 momentos de la noche -22 horas, 2 horas, 4 horas y 8 horas-, para obtener el biorritmo de melatonina del paciente y detectar cualquier desviación respecto al patrón normal.
El test está indicado en personas que tengan problemas para conciliar el sueño, que se desvelen de madrugada o se despierten varias veces durante la noche. Además aquellas personas con cambios rotativos de los horarios de trabajo o personas con estrés de larga duración, depresión o síndrome de agotamiento profesional pueden realizarse la prueba para determinar si existe una alteración en la producción de melatonina. Se recomienda también a personas que viajen frecuentemente (jet-lag) y a todos aquellos que quieran gestionar proactivamente su salud (especialmente a partir de los 40 años).
Dormir bien para vivir mejor
Según diferentes estudios, uno de cada tres adultos tiene problemas para conciliar el sueño, una actividad a la que dedicamos casi un tercio de nuestra vida y que es fundamental para restablecer nuestro equilibrio físico y psicológico. La duración del sueño nocturno y su calidad varía en función de la edad, el estado de salud, el estado emocional y otros factores, si bien se recomienda un descanso nocturno de unas 7 horas en adultos.
La melatonina se sintetiza en la glándula pineal y su producción es estimulada por la oscuridad e inhibida por la luz. Durante la noche la secreción de melatonina alcanza el pico máximo en mitad de la noche (entre las 02.00h y las 04.00h) y luego decae progresivamente, por lo que actúa como inductor del sueño y forma parte del grupo de señales que regulan el ritmo circadiano. Los factores que modulan la secreción de melatonina son: ambientales (como la iluminación, las estaciones del año y la temperatura) y endógenos (como el estrés y la edad).
La melatonina comienza a secretarse de manera cíclica a partir de los 6-12 meses de vida, comenzando a disminuir su síntesis a partir de los 40 años.
Potente antioxidante
La melatonina participa en una gran cantidad de procesos celulares, neuroendocrinos y neurofisiológicos y es un potente antioxidante endógeno. Además de neutralizar radicales libres, es capaz de activar determinadas enzimas antioxidantes e inhibir otras con acción prooxidante, por lo que es crucial para la prevención del estrés oxidativo y del envejecimiento. También está relacionada con el sistema inmune, ya que promueve la actividad y el desarrollo de las células inmunitarias.
Entre las múltiples funciones biológicas de la melatonina, una de las más importantes es la regulación del ciclo sueño-vigilia.
Alteraciones de los niveles de Melatonina
A partir de los 50 años, la curva de niveles de melatonina suele desplazarse hacia la izquierda, de forma que los niveles de melatonina se elevan de forma precoz y disminuyen antes. Es lo que se conoce como síndrome de avance de fase, que es especialmente frecuente en personas de edad avanzada, y se asocia con una menor capacidad de vigilia durante el día, un adormecimiento temprano y una falta de sueño de madrugada.
En paralelo, el síndrome de retraso de fase es un problema cada vez más frecuente que afecta especialmente a adolescentes y adultos jóvenes. En este caso, la curva de niveles de melatonina se desplaza a la derecha, asociándose a una falta de sueño por la noche y menor rendimiento por la mañana.
Otras alteraciones de los niveles de melatonina son la hipersecreción, que se asocia a una adaptación más difícil a las rutinas, especialmente a los turnos laborales, y la hiposecreción, que provoca mayor vulnerabilidad al estrés, a la depresión y al síndrome de agotamiento profesional (burn out).
La cronoterapia, mediante el ajuste de los hábitos diarios de exposición a la luz, ejercicio, etc., junto con la administración de melatonina exógena ayuda a recuperar un ciclo normal del sueño.