Expertos en trastornos del sueño en niños han insistido en la necesidad de mejorar la información a las familias y a los adolescentes respecto a los hábitos que favorezcan un sueño de más calidad y cantidad. Así, miembros de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria (SEPEAP) y de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) han decidido emprender una campaña informativa conjunta, partiendo de la premisa de que los trastornos del sueño, realmente, no son un problema de noche, sino de día, con consecuencias para la salud, tanto en lo referente a lo cognitivo-conductual como a la forma física de los niños y de sus padres. No en vano los padres pueden llegar a perder hasta 700 horas de sueño durante el primer año de vida de un bebé.
Los pediatras de Atención Primaria han hecho especial hincapié en una serie de datos extraídos de un estudio realizado en la Comunidad Valenciana y del que se desprende, por ejemplo, que el 13% de los escolares se duermen en clase, que hay un 10,7% de niños menores de 4 años con insomnio; que al cabo de los tres años un 47% duerme todavía en la habitación de sus padres; y que alrededor del 50% de los niños duermen acompañados de un objeto. Estos son sólo algunos datos que demuestran que el sueño en los niños y adolescentes es un proceso complejo en el que intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales. Además, en él pueden influir elementos de vulnerabilidad en la vida cotidiana tales como: estimulación luminosa artificial, obstáculos para el contacto y apego con los padres, y horarios sociales, principalmente escolares, que entran en colisión con sus necesidades biológicas.
La frecuencia de los trastornos del sueño en los niños y adolescentes españoles es alta, de manera que "una cuarta parte de ellos, de forma aguda o crónica, pueden verse afectados", tal como ha señalado el doctor Ramón Ugarte, coordinador del Grupo de Trastorno del sueño de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
De hecho, se ha observado un aumento de las quejas de los padres con respecto al insomnio. Un 20% de los padres se quejan de que sus hijos menores de tres años o bien padecen insomnio o tienen serias dificultades para conciliar el sueño, o se despiertan muchas veces.
Recomendaciones para una buena higiene del sueño
Todas estas alteraciones se podrían prevenir y solventar enseñando a los menores "la importancia de mantener buenos hábitos y buena higiene del sueño".
En los niños, la clave está en establecer rutinas a la hora de acostarse, en enseñarles a "desactivarse", teniendo en cuenta que necesitan en torno a media hora para conciliar el sueño. Asimismo, hay que tener en cuenta los denominados "objetos de transición", como peluches o mantas, que facilitan al menor la asociación del entorno al sueño y, en definitiva, fomentar su capacidad de dormir y mantener el sueño de forma autónoma.
En el caso de los adolescentes, conviene tratar de mantener una disciplina respecto al sueño, evitando, por ejemplo, instalar televisores en las habitaciones y restringiendo el uso de los ordenadores y el móvil cuando es hora de ir a dormir.
Por último, conviene descartar el uso de fármacos frente al insomnio en estas etapas de la vida, ya que resulta más eficaz fomentar la prevención con estilos de vida saludable, un entorno favorable, una correcta y sana alimentación y la práctica frecuente de ejercicio físico.