Algunas mujeres deportistas o que realizan una actividad física intensa (corredoras, jugadoras, etc.) sufren, a veces, alteraciones del ciclo menstrual. Esto es aún más acusado en mujeres jóvenes, sobre todo si sus ciclos menstruales son irregulares. De hecho, las adolescentes que entrenan intensamente suelen sufrir un retraso de la menarquia. Pero, al reducir la cantidad de ejercicio, la menstruación se normaliza en la mayor parte de los casos.
La actividad física moderada no parece afectar adversamente la menstruación en la mayoría de las adolescentes. Algunas inclusive reportan mejoría de la dismenorrea (menstruación dolorosa) y una regulación del ciclo menstrual con la práctica regular del ejercicio.