Para llevar a cabo una higiene íntima correcta, se debe cambiar de ropa interior a diario y que esta sea de un material que permitan la transpiración y absorba el sudor, como el algodón.
El exceso de humedad en las zonas íntimas favorece la proliferación de hongos y bacterias. Evitar el calor y el uso de prendas ajustadas y cambiar las compresas o protegeslips mojados son buenas medidas preventivas.
Se deben lavar los genitales una vez al día pero no más ya que el exceso de limpieza elimina las protecciones naturales del cuerpo. Normalmente la vagina se limpia por sí misma. Las paredes de la vagina producen su propio fluido que transporta las células muertas, la suciedad y otros microorganismos fuera del organismo. No hay que limpiar dentro de la vagina ni usar duchas vaginales. El ano se limpia siempre de delante hacia atrás.
Actualmente se vende en farmacias y supermercados numerosos productos para el uso intimo femenino, pero la utilización frecuente de desinfectantes y desodorantes, que son demasiado ácidos, pueden provocar alergias o irritaciones. Algunas de las compresas comercializadas pueden contener algún irritante químico.
El agua con un poco de jabón específico para la zona íntima es lo más apropiado para limpiar los genitales. Estos jabones son neutros o poseen un pH semejante al de la vagina. La zona genital de la mujer es una parte frágil del cuerpo y, por lo tanto, requiere de toda la atención necesaria. Se deben lavar las manos antes de tocar los genitales y es necesario realizar una higiene íntima mucho más cuidadosa durante la menstruación, debiéndose lavar dos veces al día y cambiar las compresas cada cuatro horas.
Toallas sanitarias o compresas
A lo largo de los siglos las mujeres han utilizado los métodos más variados para empapar la sangre menstrual. Fabricaban almohadillas de diferentes materiales, como las esponjas marinas o la hierba.
En el siglo XIX, se utilizaban bolsas de trapos que se rellenaban con copos de algodón y otros tejidos, para usarlas como almohadillas absorbentes. Se lavaban y se usaban de nuevo.
A finales del siglo XIX se inventaron las primeras toallas higiénicas desechables de algodón y gran tamaño. Sin embargo, a causa del tabú de la menstruación en los medios de comunicación, el invento no alcanzó popularidad.
La compresa de celulosa fue un invento de la multinacional norteamericana Kimberly-Clark, en 1921, como alternativa a esos incómodos paños higiénicos. Varias empresas empezaron a fabricar toallas femeninas que se fijaban a la ropa interior con imperdibles o con cinturones parecidos a un liguero.
Hoy en día existen multitud de modelos de compresas absorbentes que se fijan a la ropa interior con un adhesivo. También existen para diferentes grados de absorción. Los protectores de uso diario son pequeñas compresas, muy delgadas, que se utilizan para los días de poco flujo menstrual, o entre periodos no menstruales para absorber el flujo vaginal.
Tampones
En el antiguo Egipto se hacían tampones con hojas de papiro ablandadas y las griegas del siglo V antes de Cristo usaban un trozo de madera envuelto en lino como tampón. Las sirias y babilonias de clases sociales más altas utilizaban papiro ablandado como protección interna, mientras que las mujeres de clase social más baja utilizaban caña acuática suavizada. En Roma, las mujeres usaban lana; en Japón, papel; en Indonesia, fibras vegetales y en África Ecuatorial, rollos de hierbas.
A principios del siglo XX el tampón estaba mal visto, y la regla se convirtió de nuevo en un tema totalmente tabú. Sin embargo, las actrices y bailarinas no tenían más remedio que usarlos y los elaboraban en casa con algodón. El tampón se popularizó de nuevo en la Segunda Guerra Mundial. Las mujeres llenaron las fábricas y las oficinas, ya que los hombres estaban en el frente.
La empresa Tampax fue la primera en comercializar los tampones. El invento surgió en 1928 de la mano del doctor Earle Cleeveland de Denver (Colorado).
El tampón es un cilindro elaborado con fibras comprimidas de algodón que absorbe el flujo dentro de la vagina y, por tanto, ofrece mayor seguridad. Se debe cambiar antes de 6 horas de llevarlo puesto ya que se ha relacionado con el síndrome de choque tóxico, que se caracteriza por fiebre, dolor muscular y tensión arterial baja.
Los tampones existen en distintos tamaños, con o sin aplicador.
Toallitas húmedas
Están elaboradas con fibras naturales y provistas de sustancias hipoalergénicas (que no causan reacción alérgica). Permiten limpiar la zona íntima después de orinar y/o cambiar la toalla sanitaria o tampón.
Pañales y compresas para la incontinencia
La pérdida involuntaria de orina o incontinencia urinaria constituye un grave problema en la higiene íntima femenina. La humedad y los restos de orina en la ropa interior favorecen la reproducción de microorganismos causantes de infecciones. En estos casos se recomienda utilizar productos absorbentes específicos.
Cremas para la zona íntima
La vulva y la vagina también necesitan una hidratación óptima. En algunos casos, la mujer sufre sequedad vaginal y es necesario utilizar cremas o geles hidratantes para devolver a estos tejidos a su estado normal. Este tipo de productos se pueden encontrar en la farmacia y no se necesita receta médica para adquirirlos.
Lubricantes
La sequedad vaginal hace necesario el uso de lubricantes durante el acto sexual. Es mejor usar lubricantes con base de agua o solubles en agua. Los lubricantes que no se disuelven en agua proceden del petróleo; fundamentalmente se trata de vaselina y otros aceites minerales. Estos, al no disolverse en agua, se adhieren a la mucosa vaginal, pudiendo facilitar el desarrollo de gérmenes. El lubricante debe ser fácil de limpiar con el lavado.