Los perros entrenados han sido utilizados desde hace más de un siglo para desempeñar funciones en diferentes sectores. De sobra conocida es su función en la policía o en grupos de rescate, pero también ha destacado su utilidad como terapia médica en diversas enfermedades, como el autismo o la esquizofrenia, por no citar los famosos perros lazarillo de los invidentes.
En los últimos años, nuestros fieles amigos, los canes, se han utilizado para llevar a cabo una nueva terapia con los enfermos de Alzheimer. Para ello la ONG Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE) ha desarrollado actividades con perros para estos enfermos, logrando ralentizar la enfermedad. Los resultados han mostrado que el contacto regular del enfermo con el perro ayuda a reducir la ansiedad producida por la sensación de soledad o la desubicación, al tiempo que aumentan la serenidad y la armonía.
Los animales saben escuchar y no juzgan a las personas por sus comentarios o por el aspecto físico; los animales acompañan en los buenos y en los malos momentos y no se interesan por cuánto tienes, sino por quién eres y cómo te sientes.
Cada vez hay más centros y programas de asistencia a enfermos de Alzheimer que adoptan esta terapia con animales y comprueban que algunos pacientes han podido dejar de tomar medicamentos contra la degeneración neuronal o la ansiedad después de experimentar el contacto con estos perros. Los animales también ayudan a mejorar la localización del paciente respecto al mundo, despertándoles la memoria a largo plazo, y aportando sensaciones de la juventud.