La enfermedad de Alzheimer es un proceso progresivo que carece de curación, aunque se puede intentar retardar su evolución y manejar las alteraciones de conducta, además de paliar la confusión y la agitación.
También es necesario procurarle al paciente un ambiente en el hogar que le facilite la vida y el apoyo familiar necesario para que se sienta acompañado en su deterioro. Sin embargo, es también importante en esta enfermedad mantenerse alerta y preparado para resolver cualquier síntoma de enfermedad que pueda aflorar en el cuidador, ya que con frecuencia puede enfermar debido a la presión que ejerce sobre él esta terrible patología.
Tratamiento médico
Actualmente se encuentran disponibles dos medicamentos para retardar el progreso de la enfermedad y, posiblemente, mejorar la memoria. Estos son donepezilo y rivastigmina. Estos medicamentos elevan los niveles de un neurotransmisor cerebral llamado acetilcolina y tienen efectos secundarios desagradables, como náuseas y vómitos.
La terapia de reemplazo hormonal con estrógenos que se prescribe para tratar los síntomas de la menopausia ha mostrado en diferentes estudios mejorar la memoria de las mujeres que la usan. En efecto, los estrógenos son capaces de incrementar la producción de acetilcolina en el cerebro, además de mejorar el riego sanguíneo cerebral. Los antioxidantes, como la vitamina E, podrían ser beneficiosos para retardar la evolución de la enfermedad, aunque no se ha podido comprobar.
Los síntomas depresivos de estos enfermos pueden incluso preceder a los primeros síntomas de la enfermedad y es necesario tratarlos. Por otra parte, los enfermos con Alzheimer, que fueron tratados previamente con antidepresivos los dos años anteriores al debut de la enfermedad, pueden obtener el beneficio de retrasar la evolución del proceso. Los antidepresivos, conocidos como inhibidores selectivos de la reabsorción de la serotonina (ISRS), son particularmente eficaces para aliviar la depresión, la irritabilidad y la excitación asociada con la enfermedad de Alzheimer.
Otros síntomas más severos, que incluyen un comportamiento verbal o físicamente agresivos y deambular, se han tratado de forma tradicional con medicamentos antipsicóticos, como el haloperidol y el antidepresivo trazodona. También pueden ser útiles los tranquilizantes y los fármacos para el insomnio.