Es aconsejable que estos enfermos lleven una vida tranquila sin estrés y sin realizar esfuerzos físicos. Es necesario que el paciente descanse por la noche y tenga las suficientes horas de sueño.
Se deben evitar aquellos trabajos caseros que requieran realizar fuerza con las manos y es necesario corregir las posturas forzadas incluso para dormir.
El uso de un zapato adecuado es fundamental. Se deben evitar los zapatos de plástico o material sintético y se recomienda llevar sujeto el talón, por lo que se recomiendan zapatos tipo botín con un refuerzo posterior. Hay que consultar con el reumatólogo la conveniencia de usar alguna plantilla determinada.
La práctica de algún ejercicio físico de forma habitual y sin cansarse, durante los periodos en los que la inflamación es escasa, es una medida beneficiosa, ya que preserva la función articular y evita el deterioro.
Durante los periodos de exacerbación (agudización) es aconsejable reposar en la cama o descargar las articulaciones inflamadas mediante férulas. No se deben forzar las articulaciones hasta que pase la fase aguda, aunque se deben realizar ejercicios suaves para no perder la función articular.
Se recomienda una alimentación equilibrada y evitar el sobrepeso, ya que la obesidad supone una carga para las articulaciones.
Aunque existe una predisposición genética, no es una enfermedad hereditaria. Los familiares en primer grado tienen mayores probabilidades de presentar la enfermedad que el resto de la población, pero esta tendencia no es lo suficientemente importante como para desaconsejar la descendencia. Muchas mujeres durante el embarazo experimentan una mejoría transitoria de los síntomas y de la enfermedad.
Consejos para pacientes
- Investigue lo más que pueda sobre la enfermedad, para que pueda tener el control de ella
- Sea asertivo con su médico para asegurarse de que contesta a todas sus preguntas
- El dolor de la artritis se puede aliviar en gran medida. Aunque pueda sonar inusual, el ejercicio es un tratamiento muy importante para la artritis