Diferentes estudios publicados han sugerido que no solo el tabaco influye en la evolución de la EPOC. La contaminación del aire se asocia directamente a la morbilidad y mortalidad de esta enfermedad.
La relación entre el aire contaminado y la intensificación de los síntomas ha llevado a identificar contaminantes ambientales con influencia sobre la enfermedad.
Los pacientes con EPOC sufren más exacerbaciones y hospitalizaciones repetidas por causa de la contaminación ambiental, lo que empeora su función pulmonar y su calidad de vida y ocasiona una gran carga económica para la sociedad y una mayor utilización de la asistencia sanitaria.
Diferentes estudios publicados han sugerido que no solo influye el tabaco en el origen de la EPOC, sino que existen otros factores de riesgo fuertemente asociados a esta enfermedad. La relación entre el aire contaminado y la intensificación de los síntomas ha llevado a identificar como contaminantes con influencia sobre la enfermedad al dióxido de nitrógeno, el ozono, el dióxido de azufre y el monóxido de carbono, que provienen de los vehículos a motor, de las centrales eléctricas y de las fábricas.
El 15 % de los casos de EPOC son atribuibles a exposiciones prolongadas a agentes contaminantes en el puesto de trabajo. Los mineros del carbón, en roca dura y los trabajadores en túneles y fabricantes de hormigón tienen mayor riesgo de contraer una EPOC. Se puede considerar también que la exposición al polvo de estas profesiones puede ser más dañina que el tabaco.
Es necesario tener en cuenta que también es posible encontrar contaminación ambiental en el interior de la viviendas. La combustión de madera, carbón o biocombustibles en el hogar para calentarse o para cocinar es una práctica habitual en muchos países. Este tipo de contaminación desarrolla una debilidad pulmonar adquirida en los niños que los condiciona, en el futuro, a desarrollar EPOC.