Infarto de miocardio - De interés
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Más infartos de miocardio por culpa de la crisis
Aunque todavía no existen datos que lo confirmen, la actual crisis económica y financiera ha provocado un mayor estrés laboral entre la ciudadanía, bien por la preocupación por el fracaso de un negocio, bien por la pérdida del trabajo, lo que implica el aumento en el riesgo de infarto de miocardio entre la población española.
En el desarrollo de estas patologías cardiacas influyen muchos factores y, por tanto, es difícil diferenciar la relación directa, ya que al mismo tiempo puede haber otros factores, como la reducción del consumo de tabaco en los últimos años, que contrarresten los efectos negativos de la crisis.
El estatus socieconómico y el nivel educativo bajos, junto con otros factores de riesgo vascular, se asocian a un mayor riesgo de padecer un infarto. Por ello, los ciudadanos de estos niveles más bajo y sometidos a un mayor nivel de estrés a causa de motivos laborales, pérdida del empleo y dificultades económicas pueden estar más expuestos a sufrir un infarto de miocardio a causa de la crisis.
El estrés motiva la secreción de las catecolaminas, que provocan un incremento de la tensión arterial, convirtiéndose en un importante factor de riesgo cardiovascular. El incremento de la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y las alteraciones metabólicas favorecen el desarrollo de la aterosclerosis, lo que puede desencadenar complicaciones cardiovasculares asociadas, tales como infartos, anginas de pecho y accidentes cerebrovasculares.
Es un trastorno que suele ir asociado a factores emocionales, físicos, sociales, económicos o de cualquier otro tipo y que se manifiesta como ansiedad y tensión extrema, junto con la aparición de síntomas físicos como dolor de cabeza o calambres.
Es el cuadro clínico que aparece debido a la falta momentánea de riego en el músculo del corazón (miocardio). Se caracteriza por dolor opresivo en el pecho que puede irradiarse a ambos brazos, sensación de ahogo y mareo o pérdida de conciencia. Pueden aparecer, además, otros síntomas o en algunos casos pasar desapercibido achacando el cuadro a un "corte de digestión". Si la situación de falta de riego se prolonga, se producirá un infarto.