Coincidiendo con el Día Mundial del Corazón que se celebra hoy 29 de septiembre, los expertos señalan que los pacientes con enfermedades cardiovasculares suelen manifestar una peor evolución cuando sufren una infección por la COVID-19. Incluso pacientes sin problemas cardiovasculares previos pueden desarrollarlos debido al daño directo de este virus sobre el corazón.
Por su parte, el Dr. Gómez Doblas, jefe de servicio del área del corazón del Hospital Vithas Xanit Internacional y vicepresidente electo de la Sociedad Española de Cardiología, aclara que "en estos momentos se desconoce si padecer una enfermedad cardiaca facilitaría el contagio. Lo que sí está comprobado es que personas con estas enfermedades pueden tener un peor pronóstico". E insiste en que "se ha apreciado un aumento de la mortalidad cardiovascular por falta de atención a estos pacientes que por miedo al contagio no han acudido a tiempo a un hospital".
"Los pacientes con enfermedades cardiovasculares como insuficiencia cardiaca, arritmias crónicas o cardiopatía isquémica (angina o infarto) suelen tener una peor evolución cuando sufren una infección por la COVID-19. Esto se debe a la situación delicada de estos pacientes en los que una neumonía vírica puede ser más agresiva o producir una descompensación, aunque también puede deberse a que la infección por la COVID-19 llegue a desarrollar complicaciones cardiovasculares, especialmente fenómenos protrombóticos, arritmias o la afectación del músculo cardiaco", explican el Dr. Gómez Doblas y la Dra. Josefina Pinedo Rodríguez, cardióloga del Hospital Vithas Málaga.
Además, existe un mayor peligro en los pacientes con enfermedad cardiovascular de edad avanzada, ya que "debido a su edad están inmunodeprimidos. Esto, junto a la existencia de una enfermedad crónica cardiaca, hace que haya más riesgo de desarrollar complicaciones a nivel pulmonar como neumonía simple o neumonía bilateral y, por tanto, más riesgo de sufrir complicaciones en su evolución".
En las consultas de cardiología "se han descrito diferentes cuadros clínicos relacionados con la COVID-19 como afectación miocárdica, alteraciones del ritmo, trombosis vascular, entre otras", señala la Dra. Pinedo, quien añade que "el screening o la prevención de estas patologías, con la realización de chequeos cardiológicos que deben incluir al menos un electrocardiograma y un ecocardiograma, puede ser de enorme valor tanto en los pacientes que han tenido síntomas como en la población asintomática".
Los cardiólogos aconsejan seguir las recomendaciones sanitarias pero, además, "no alterar el tratamiento médico a no ser que un especialista lo considere adecuado, y ante cualquier síntoma, no dudar en acudir a un hospital", añade la doctora.