El aumento de las temperaturas que se está experimentando en los últimos años como resultado del cambio climático está exponiendo a un alto riego para la salud a las poblaciones más vulnerables en todo el mundo, según revela una nueva investigación llevada a cabo por profesionales médicos y académicos de 27 organizaciones participantes (entre las que se encuentran la OMS, el University College London Institute o el Banco Mundial, entre otras).
Se trata del documento "Lancet Countdown Report 2018" en el cual se analiza, a nivel mundial, la evolución del cambio climático y la eficacia de las medidas adoptadas hasta ahora para tratar de evitar sus consecuencias negativas, al tiempo que incluye una serie de recomendaciones dirigidas a la Comisión Europea para poner freno a esta situación.
Tal y como se concluye en el informe, el año pasado hubo 57 millones más de personas vulnerables sometidas a una ola de calor respecto al año 2000, y 18 millones más que en 2016. Asimismo, se calcula que en 2017 se perdieron 153 mil millones de horas de trabajo debido al calor extremo como resultado del cambio climático. A nivel mundial, Europa y el este del Mediterráneo están especialmente en riesgo, probablemente debido al envejecimiento de la población que vive en ciudades, con un 42% y un 43% de los mayores de 65 años vulnerables a la exposición al calor.
Dentro de esta iniciativa y fruto de la colaboración entre Lancet Countdown y la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), se ha elaborado el documento relacionado ‘Cambio climático y salud', con el que se pretende sensibilizar a los responsables políticos españoles y a la sociedad en general sobre los riesgos del calentamiento del planeta y la importancia de adoptar las medidas para prevenirlo.
Este segundo documento va dirigido especialmente a los profesionales de la salud en España por su papel clave en la prevención. Así lo asegura el doctor Bernardino Roca, especialista en Medicina Interna y autor del documento ‘Cambio climático y salud', quien comenta que "el personal sanitario español debe jugar un papel central en concienciar a la población sobre los riesgos del cambio climático y su prevención".
Recomendaciones para revertir los efectos del clima
Las temperaturas del planeta han subido de media 0.3°C entre 1986 y el 2017; pero el incremento en las zonas habitadas es más del doble (0.8°C), según el estudio. De hecho, según el Servicio de Ciencia y Conocimiento de la Unión Europea, por cada grado que aumenta la temperatura ambiente, la mortalidad se incrementa hasta un 4%. Esto supone un aumento de 30.000 muertes por año para la década de 2030.
Por ello, el documento adaptado a España incluye una serie de recomendaciones para situar al cambio climático y sus efectos como un problema importante de salud de cara a la opinión pública y la Administración en nuestro país.
Así, se plantea la necesidad de integrar la influencia del cambio climático en la salud en los planes de estudio de las Ciencias Médicas y de la Salud, asegurar la coordinación y financiación para dar respuesta a las olas de calor, comunicar, educar y advertir a la población de la amenaza que genera el cambio climático para la salud, disminuir las muertes relacionadas con la contaminación del aire, reducir la emisión de gases de efecto invernadero, y el compromiso con la eliminación del carbón en España para antes de 2030, mediante una rápida transición hacia energías renovables, entre otras cuestiones.
En este sentido, el doctor Ricardo Gómez Huelgas, presidente de la SEMI, explica que "el impacto extremo del cambio climático en el ámbito de la salud amenaza con saturar los servicios sanitarios en España y en el resto del mundo. Ello se debe a que la exposición y la vulnerabilidad al calor extremo están afectando de manera importante a la población, especialmente a las personas de mayor edad y a aquellos pacientes con enfermedades subyacentes, como enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedades crónicas. Por ello, debemos poner especial interés en las medidas de prevención para que esto no suceda".
Efectos adversos del cambio climático
En el caso de España, durante el verano de 2018, las temperaturas se elevaron a más de 40°C, los incendios forestales se extendieron por buena parte del país y hubo un aumento de las tasas de mortalidad a causa de golpes de calor. Ello se debe a que la tendencia en nuestro país también tiende al incremento de las temperaturas: si se comparan las temperaturas base de 1986-2008, en 2017 la media se ha incrementado en 1.6°C.
Además, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación del aire es responsable de aproximadamente 7 millones de muertes prematuras cada año a nivel mundial, en gran parte en pacientes con enfermedades cardiovasculares o enfermedades respiratorias.
Según el informe, la contaminación del aire con partículas finas es particularmente problemática para la salud, provocando un total de 2.9 millones de muertes a nivel mundial en 2015. Los datos de España estiman que se produjeron casi 21.000 muertes por este tipo de contaminación en partículas del aire en 2015, de las cuales un 23% fueron generadas por los hogares, un 19% por el transporte terrestre, un 10% por la industria y un 5% por las centrales eléctricas.
En este sentido, en diciembre de 2015, 195 países, entre los que se encontraba España, firmaron el Acuerdo de París, comprometiéndose a mantener el aumento de la temperatura media global por debajo de 2°C, en torno a 1.5°C, para evitar peores resultados en la salud pública. Los últimos datos en torno a ello indican que es probable que el calentamiento global aumente 1.5°C entre 2030 y 2052 si se siguen con los niveles actuales y para lograr reducir esta cifra "las emisiones netas globales causadas por el dióxido de carbono (CO2) deberían reducirse en torno a un 45% con respecto a los niveles de 2010 para 2030".
Necesidad de medidas preventivas
Los resultados del informe establecen la necesidad de adoptar medidas urgentes para proteger a la sociedad en general y a los pacientes en particular de los impactos del cambio climático. En concreto, se precisa de regulaciones laborales más estrictas para proteger a los trabajadores de las condiciones extremas de calor, y la adopción de mejores equipos que soporten las altas temperaturas en los hospitales y sistemas de salud.
"Las amenazas para la salud del calentamiento del planeta son cada vez más frecuentes y más peligrosas", indica la doctora Helene Rossinot, autora del documento "2018 Lancet Countdown EU Policy Brief". Por ello, según estima el informe, si no se llevan a cabo las medidas necesarias las consecuencias serán todavía peores.
De hecho, según se indica en el informe, el aumento de la mortalidad a causa de olas de calor extremas es algo que ya está sucediendo en la actualidad y que irá a peor a medida que las temperaturas globales sigan aumentando y si no se llevan a cabo las medidas adecuadas.
Además, entre las ciudades encuestadas a nivel mundial para la elaboración del informe, un 51% estima que las consecuencias del cambio climático van a comprometer seriamente la infraestructura de salud pública. Por ello, un 65% ha llevado a cabo evaluaciones de riesgo del cambio climático en la población, pero el gasto para paliar los efectos de este problema es todavía insuficiente.
¿Cómo afecta la exposición al calor a la salud de la población?
El estudio ‘The Lancet Countdown' estudia la exposición al calor de la población en relación a cuatro indicadores clave: vulnerabilidad al cambio climático, efectos de las temperaturas en la salud, las olas de calor, y los efectos en la capacidad laboral. Así, las enfermedades relacionadas con el calor continúan aumentando a nivel mundial como resultado del aumento de la temperatura promedio y los cambios en las precipitaciones, especialmente la propagación de enfermedades infecciosas como el dengue. Pero los efectos climáticos adversos no solo afectan de forma directa a la salud, sino que también impactan en la malnutrición y la falta de medios en los países más vulnerables.
Cuando la población se expone a temperaturas elevadas, el cuerpo activa una serie de mecanismos de defensa (dilatación de vasos sanguíneos para aumentar el flujo sanguíneo o la sudoración para crear enfriamiento por evaporación), para mantener la temperatura dentro de un rango seguro. Sin embargo, estos mecanismos tienen sus límites, especialmente en las poblaciones más vulnerables.
Estas personas más sensibles al calor extremo suelen ser de avanzada edad y aquellos que trabajan expuestos a altas temperaturas, además de pacientes con enfermedades neurológicas y psiquiátricas, enfermedad cardíaca, enfermedad pulmonar, enfermedad renal o diabetes.
En muchos de estos casos se da el fenómeno llamado ‘estrés por calor', que sucede cuando los mecanismos de defensa del cuerpo no pueden evitar el aumento de la temperatura corporal y provocan calambres, síncopes y agotamiento por calor. Los síntomas que se experimentan en estos casos incluyen dolor de cabeza, cansancio, vómitos y confusión.
La forma más severa de este ‘estrés por calor' es el golpe de calor, que se produce cuando la temperatura corporal está por encima de 40 °C e incluye el fallo de múltiples órganos (riñones, hígado, corazón, pulmones, cerebro y sistema sanguíneo). Además, la exposición al calor puede aumentar el riesgo de enfermedades y la mortalidad en algunas de ellas, incluidos el trastorno bipolar y esquizofrenia, empeoramiento de síntomas de demencia y mayor riesgo de suicidio.