Los neumólogos reclaman la creación de unidades funcionales especializadas en el tratamiento de secuelas post-COVID-19

La COVID-19 deja secuelas en el aparato respiratorio, pero también se dan afectaciones vasculares en diversos órganos, neuromusculares, renales, cardiacas y psiquiátricas

La especialidad de neumología tiene una función relevante en el tratamiento del paciente con COVID-19, tanto en el manejo de la insuficiencia respiratoria de la fase aguda de la enfermedad, evitando complicaciones e ingresos en UCI, así como en el seguimiento de las frecuentes secuelas de la enfermedad, fundamentalmente asociadas al aparato respiratorio. Por este motivo sus especialistas ven imprescindible la creación de unidades funcionales especializadas para dar respuesta a los pacientes que presenten secuelas y que, a su vez, permitan ampliar el conocimiento respecto a los efectos de la enfermedad a medio y largo plazo.

Según los expertos, entre un 7 y un 10% del total de pacientes con diagnóstico COVID-19 podrían beneficiarse de estas unidades funcionales debido a las secuelas que deja la enfermedad. De hecho, en los hospitales medianos y grandes ya se han creado o se están creando estas unidades. "En los hospitales de gran tamaño es relativamente sencillo que uno de sus neumólogos se pueda dedicar en exclusiva a la COVID-19, pero en los pequeños la capacidad de generar una unidad de este tipo tiene más limitaciones, por lo que probablemente lo adecuado sea que se ocupe de ella a tiempo parcial el mismo neumólogo especializado en enfermedades intersticiales y/o afectaciones cardiovasculares del pulmón", afirma el doctor Joaquim Gea, jefe del Servicio de Neumología del Hospital del Mar, en Barcelona y presidente de la Fundación BRN (Barcelona Respiratory Network).

Unidades multidisciplinares lideras por un neumólogo

No obstante, son varias las especialidades que deberían estar implicadas también en estas unidades y dependería de cada paciente concreto el que actúe un especialista u otro, pero siempre lideradas o colideradas por un neumólogo, con amplios conocimientos en los dos campos de la especialidad antes citados. Por un lado, los aspectos ligados a la patología intersticial, como la fibrosis, y por otro, las afectaciones vasculares pulmonares, como el embolismo o la hipertensión pulmonar. "Hay unidades funcionales que son sólo de especialistas en respiratorio y otras que son multidisciplinares, pero dirigidas en general por un neumólogo y dando cabida a otros especialistas", comenta el doctor Gea.

En casi 10 de cada 100 casos, la COVID-19 deja secuelas. La mayoría en el aparato respiratorio, pero también se pueden presentar afectaciones vasculares, neuromusculares, renales, cardiacas o psiquiátricas, incluso fatiga crónica, que muchos pacientes acusan padecer, o cansancio generalizado, de ahí la necesidad de la implicación de diferentes especialistas. "En los grandes hospitales un neumólogo debería liderar la unidad, y dada la complejidad del manejo, un gestor de casos se debería encargar de coordinar las visitas de cada especialista y las pruebas a realizar en cada caso", apunta el jefe de Servicio.

"En cualquier tipo de hospital, incluso también en los centros de salud, tendría que haber una persona referente y dedicada de forma especial a la COVID-19. Así podremos estar mejor y más preparados ante cualquier posible rebrote. Debemos enfatizar que es fundamental la función del médico de familia, no solo en la fase aguda sino en la detección de posibles secuelas", advierte el doctor Gea. Este sistema de dotar de elementos humanos y de conocimiento a la primera línea podría ayudar a plantear mejor los pasos a seguir y ayudaría a modernizar los sistemas de trabajo, incluso permitiría ser capaces de dar respuesta y afrontar eventuales nuevas enfermedades o pandemias. "El sistema sanitario no puede estar centrado fundamentalmente en las enfermedades crónicas de la gente mayor, como pensábamos hasta hace poco. Debemos adaptarnos a los nuevos tiempos y a las enfermedades nuevas que puedan aparecer", finaliza el doctor.

La importancia del seguimiento en los pacientes con enfermedades pulmonares crónicas

En términos generales, los pacientes se encuentran reacios a acudir a consulta médica, incluso a urgencias, debido a que muchos de ellos tienen más de 65 años y/o asocian patologías que los convierten en sujetos de alto riesgo frente a la COVID-19. Una situación que se ve aún más agravada en el caso de los pacientes con enfermedades pulmonares crónicas como la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) o el asma. Todos estos pacientes deben seguir siendo atendidos de sus enfermedades de base de forma continuada, y aunque a priori los hospitales pueden parecerles un foco de contagio, las autoridades sanitarias han habilitado protocolos para evitarlo cuando acudan a consulta. En opinión del Dr. Gea: "Resulta más importante que nunca realizar el seguimiento de los pacientes con enfermedades pulmonares crónicas debido a su especial vulnerabilidad frente a la COVID-19". 

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