Nos referimos en este apartado a una serie de procesos, que si bien son fisiológicos, es decir, que forman parte de la forma habitual en que funciona o está constituida la mama, ocurren de forma excesiva, o fuera del contexto normal en que deberían aparecer. Se tratan fundamentalmente de dos procesos:
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Telorrea
Consiste en la secreción de líquido por el pezón. Es un hallazgo muy frecuente, y puede obedecer a causas muy diversas, la mayoría de ellas benignas, si bien el diagnóstico definitivo se realizará tras valorar una serie de pruebas complementarias, de casi obligado cumplimiento como la mamografía, citología de la secreción. No obstante, existen una serie de datos que apoyan la sospecha de que este hallazgo sea benigno, tales como:
- Que aparezca bilateralmente, es decir en las dos mamas.
- Que se produzca por varios orificios del pezón (pluriorificial), lo cual apoya también el hecho de que se trate de una patología difusa del tejido mamario.
- El aspecto del fluido o secreción es también determinante: si es amarillento o de aspecto purulento, es característico de un proceso infeccioso, la mayoría de las veces benigno; mientras que si es sanguinolento, nos obliga a descartar un proceso tumoral.
Galactorrea
Es la aparición de secreción de leche, espontánea o provocada, fuera del periodo de la lactancia o embarazo (sexto mes). Suele ser bilateral y está producida por una estimulación anómala de las glándulas mamarias, de múltiples orígenes o causas, como son:
- Exceso de una hormona que es secretada por la hipófisis, y que su función es estimular el desarrollo mamario, posibilitando la producción de leche durante la lactancia y el embarazo, que es la prolactina.
- A veces, los niveles de esta hormona en sangre son normales y se debe a una mayor sensibilidad del tejido mamario a esta hormona.
- Otras veces se debe a fármacos que se emplean para tratamientos de diferentes patologías, ya sean digestivas (como la metroclopramida), relacionados con la enfermedad de Parkinson, o por procesos neurológicos o de estrés (sulpiride).
Pese a su mayor frecuencia de benignidad, toda galactorrea, o secreción de leche por el pezón, debe ser valorada por un especialista, que procederá a su diagnóstico mediante una buena historia clínica a la paciente, una exploración física detenida y las pruebas complementarias adecuadas, que deben incluir determinaciones hormonales, y a veces pruebas radiológicas del cráneo.