La crisis desencadenada por la pandemia ha causado innumerables daños. Debido al incesante aumento de casos, nos hemos visto obligados a permanecer en casa durante una temporada y a adaptar nuestra vida a este nuevo entorno. A raíz de esta situación de incertidumbre, un elevado porcentaje de la población ha empezado a padecer enfermedades mentales tales como la ansiedad, la depresión, la bipolaridad y otros trastornos tales como estrés agudo entre otros.
La situación de las personas que tenían problemas mentales con anterioridad a la pandemia se ha visto afectada y un porcentaje de la población que disfrutaba de una buena salud mental ha visto como esta se deterioraba en los últimos meses.
Los expertos observaron que un gran porcentaje de pacientes presenta pensamientos y comportamientos similares: bajos ánimos, dificultad para ejecutar las actividades de la vida diaria, pensamientos negativos, pensamientos rumiativos, distorsión de la realidad, negatividad, pánico al futuro, sensación ansiosa, insomnio, preocupación recurrente en torno a la situación sanitaria y económica.
Estos síntomas no solo se pueden observar en adultos, sino también en niños y adolescentes. Los expertos afirman que 1 de cada 4 niños padecen síntomas depresivos y de ansiedad debido a la situación causada por la pandemia. Las circunstancias anormales que estamos viviendo están provocando secuelas en la población infantil. Esta situación ha supuesto una limitación en como los niños socializan, aspecto fundamental en sus etapas de crecimiento y desarrollo. Debemos prestar atención a estos niños y niñas para que sus trastornos no permanezcan en el tiempo y no desemboquen en problemas mayores.
Los adolescentes también sufren estos trastornos. Muchos de ellos han visto truncados sus estudios, sus actividades, su vida social, etc. Ellos son más conscientes de lo que ocurre en comparación con los niños. Sin embargo, en general ninguno de los dos grupos considera que están "enfermos" y por lo tanto no suelen pedir ayuda. Va a ser muy difícil por parte de los padres saber qué les ocurre, por eso sería recomendable prestar atención a su comportamiento y tomar acción antes de que sea tarde.