Obesidad - Tratamiento

El objetivo del tratamiento es conseguir el control de la enfermedad.
No existe una decisión clara sobre cuál es la dieta adecuada.
Si a la dieta se añade ejercicio físico moderado se consiguen mejores resultados.
El tratamiento farmacológico nunca sustituye todo lo anteriormente dicho.
El tratamiento quirúrgico se utiliza cuando el índice de masa corporal es superior a 40 o cuando es superior a 35 y hay una enfermedad metabólica.
El tipo de intervención debe ser seleccionada por el médico para cada paciente en concreto.
La obesidad extrema o mórbida es muy difícil de tratar y es resistente a todos los tratamientos.

La primera condición para el tratamiento es que, si es usted obeso, desee realmente bajar de peso.

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Al ser una enfermedad crónica, el objetivo del tratamiento es conseguir el control de la enfermedad. Es necesario proponerse objetivos realistas. De este modo, conseguir una pérdida moderada de peso, es decir, de entre un 5% a un 10% del peso inicial, en seis meses, y ser capaz de mantenerla después tiene grandes repercusiones sobre la salud. Tomando esta medida, un diabético mejoraría en un 50% el control de su diabetes, y así sucedería también con todas las demás posibles enfermedades asociadas a la obesidad.

Tratamiento médico

Para realizar cualquier recomendación dietética es necesario conocer sus costumbres alimenticias y se ha de personalizar la dieta según sus gustos, horarios laborales y nivel socioeconómico. Se han propuesto muchos tipos de abordajes dietéticos, pero no existe todavía una decisión clara sobre cuál es el método adecuado, a excepción del hecho, por ahora evidente, de que es eficaz reducir la ingesta calórica a 1.000-1.500 kcal/día.

La proporción de nutrientes sería:

Si a la dieta se añade ejercicio físico moderado, se consiguen mejores resultados. Por otro lado, el ejercicio aislado sin dieta adecuada rara vez consigue pérdidas de peso significativas. Lo más recomendable es caminar, entre 45 y 60 minutos, incrementando la velocidad de forma gradual. Si existen problemas ortopédicos es más aconsejable hacer natación. Además, hay que cambiar los hábitos de vida y es conveniente que toda la familia realice la misma dieta.

El tratamiento farmacológico nunca sustituye todo lo anteriormente dicho. Hay diferentes tipos de tratamiento con fármacos pero, en cualquier caso, siempre se deben tomar bajo la supervisión de un especialista. Orlistat y sibutramina son los únicos fármacos aprobados para su uso en el tratamiento de la obesidad.

Tratamiento quirúrgico

Cuando el índice de masa corporal es superior a 40 o cuando es superior a 35 y se acompaña de enfermedad metabólica (grupo de anormalidades que aumenta el riesgo de cardiopatía y se caracteriza por resistencia a la insulina, obesidad abdominal, aumento de la presión arterial y de la concentración de triglicéridos, cifras bajas de colesterol HDL y tolerancia a la glucosa anormal), la dieta no es suficiente para conseguir la disminución de peso. La cirugía bariátrica implica riesgos y una serie de cambios en el estilo de vida que se deben valorar seriamente antes de proceder a una intervención de este tipo, y por ello no se contempla su utilización en las obesidades leves o en el sobrepeso.

Es necesario, entonces, recurrir al tratamiento quirúrgico de la obesidad. La cirugía de la obesidad o cirugía bariátrica incluye una serie de técnicas que disminuyen la capacidad del estómago (técnicas restrictivas) o que alteran la capacidad de absorción de los alimentos (técnicas derivativas o malaabsortivas).

La elección del tipo de intervención debe ser cuidadosamente seleccionada por el médico para cada paciente en concreto, teniendo en cuenta sus características, su grado de implicación en el problema, sus enfermedades intercurrentes y las posibilidades de éxito.

El riesgo operatorio es semejante con todas las técnicas y el riesgo de mortalidad es bajo, siendo las muertes debidas a complicaciones médicas del paciente y al grado de obesidad más que a la propia intervención.

La obesidad extrema o mórbida es muy difícil de tratar y es resistente a todos los tratamientos. Generalmente las intervenciones sencillas tienen un alto índice de fracaso a largo plazo y en ocasiones se debe reintervenir. Sin embargo, es una opción que cosecha una pérdida de peso rápida y, en muchos casos, la pérdida es estable en el tiempo y no se vuelve a recuperar el peso. Las intervenciones actuales pueden hacer perder el 50% del sobrepeso.

Técnicas quirúrgicas

Banda gástrica ajustable y balón intragástrico

Son técnicas restrictivas que se orientan a la disminución de la capacidad del estómago, procurando una saciedad precoz por lo que el paciente ingiere mucha menos comida. Consiste en la colocación de una banda de silicona que reduce el estómago, de modo que la parte de estómago que funciona es pequeña y se llena fácilmente. En el caso del balón, se utiliza un globo que se hincha dentro del estómago y ocupa un gran volumen. Estas técnicas son fáciles de realizar ya que se llevan a cabo mediante endoscopia y bajo simple sedación.

By-pass gástrico

Esta operación es de tipo restrictivo ya que disminuye el volumen del estómago, y a la vez que es derivativo, ya que se produce una leve malaabsorción de los alimentos. Se lleva a cabo extirpando la mayor parte del estómago. El pequeño estómago que se crea no es capaz de almacenar mucha comida y se vacía directamente al intestino delgado. La comida se salta un gran segmento de intestino y se disminuye la absorción calórica. Se suele realizar por laparoscopia.

Derivación biliopancreática

Es una operación muy compleja y se reserva para grandes obesos, siendo muy eficaz y con efectos duraderos. Es una técnica quirúrgica malaabsortiva, aunque a veces se extirpa parte del estómago (técnica restrictiva) para conseguir una saciedad precoz. Se lleva a cabo por laparoscopia o abriendo el abdomen.

Se separa el intestino delgado en dos partes; una se une al estómago para transportar los alimentos (asa alimentaria o digestiva) y otra transporta solo los jugos pancreático e intestinal proximal (asa biliopancreática), uniéndose ambos en la parte terminal del intestino, de forma que se reduce la absorción de grasas. Se deben corregir las deficiencias de hierro, calcio o vitaminas.

Cirugía bariátrica y dieta

El estómago se reduce de tamaño y se sacia con poca cantidad, además de hacerse intolerante para algunos alimentos. Las comidas deben ser de muy poco volumen, hipocalóricas y de preparación sencilla.

En el postoperatorio, la dieta es un poco complicada ya que se administran tan solo de 50 a 100 mL de comida en cada ingesta. Se deben evitar las comidas grasientas que producirán dolor abdominal y evacuaciones con grasa. Se debe optar por alimentos y platos sencillos, pocas grasas y dulces, controlar los aceites para cocinar y aliñar, y mantener una correcta hidratación diaria.

Durante los primeros días la dieta será líquida con caldos desgrasados, zumos diluidos, agua de arroz e infusiones. En la segunda semana se incorporan a la dieta purés de verduras y yogur normal.

En la tercera semana se introduce una dieta pastosa a base de leche y yogur desnatados, caldos, purés, crema de vegetales, cereales y galletas sin azúcar, puré de frutas y compota de frutas. 

Durante la cuarta, quinta y sexta semanas se hará una dieta semisólida con alimentos sólidos de consistencia blanda y en poco volumen. Infusiones, caldos, zumos de frutas sin azúcar, leche y yogur desnatado, sopa de vegetales, puré de vegetales, crema de verduras, sopas de pasta, puré de frutas, compota de frutas, cereales, galletas sin azúcar, pan tostado, arroz, pasta, jamón york y pechuga de pavo son los alimentos a escoger.

A los dos meses de la cirugía se puede iniciar una dieta triturada, aunque algunos pacientes no la toleran hasta más tarde. Se introducen alimentos blandos y muy proteicos, como huevo, pollo o pescado blanco, quesos bajos en grasa, plátano, melón, fresas y pastas suaves.

Tras varios meses con la dieta de alimentos triturados, se pasa a la dieta normal, que debe ser baja en grasas y azúcares, y rica en proteínas, frutas y verduras.

Algunos pacientes toleran, después de un tiempo, las ensaladas. Las legumbres, pastas y cereales se pueden tomar una vez a la semana. Se recomiendan las verduras suaves tipo zanahoria, calabacín, calabaza o puerros acompañados de patata. Se deben eliminar la piel blanca de las mandarinas, naranjas y pomelos, los hollejos de las uvas, las pepitas, las semillas o los huesos de frutas pues pueden dar lugar a oclusiones intestinales y producir vómitos.

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