Los vértigos son una sensación ilusoria o alucinación de movimiento ya sea de nosotros mismos o de los objetos que nos rodean, acompañada en muchas ocasiones de sudoración, náuseas y vómitos. En general, los vértigos suelen ser más frecuentes en mujeres en la madurez. GAES, compañía líder en corrección auditiva en España, nos explica los diferentes tipos de vértigos y nos propone una serie de consejos para cuidar tus oídos y evitar así esta patología.
Dentro de los diferentes tipos de vértigos podemos diferenciar entre el vértigo periférico, que es el que se produce por lesión del laberinto u oído interno, y el vértigo central, cuando la lesión que lo provoca está en el sistema nervioso central.
Muchas enfermedades del oído pueden producir vértigos en algún momento de su evolución como la otitis, un tapón de cerumen, la otosclerosis, etc. Pero existen otras enfermedades del oído interno en las que el vértigo es el síntoma fundamental, como son: la enfermedad de Ménière, el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) y la neuronitis vestibular.
Enfermedad de Ménière
Es una enfermedad crónica del oído interno producida por un "hidrops endolinfático", es decir, por un exceso de endolinfa, que es el líquido que rellena las cavidades del laberinto membranoso del oído interno.
El Dr. Juan Royo, moderador de la comunidad de salud auditiva Viviendo el Sonido de GAES, explica que "de los pacientes que sufren esta enfermedad, un 65% son mujeres. La edad de comienzo suele situarse entre los 30 y los 50 años, siendo infrecuente encontrar casos por debajo de los 20 años y por encima de los 70".
Según el doctor, "para diagnosticar esta enfermedad es necesario hacer una buena historia clínica, que nos permitirá enfocar el diagnóstico por la sintomatología". Los principales síntomas suelen ser:
- Hipoacusia o pérdida auditiva de tipo perceptivo o neurosensorial fluctuante que empeora en las crisis y que suele afectar más a frecuencias graves. En estos casos la audiometría es fundamental.
- Acúfenos: son casi constantes, aumentando cuando va a aparecer una crisis. Se acompañan de sensación de plenitud en el oído.
- Vértigo recurrente: típicamente en crisis, giratorio, de días de duración, con nauseas y vómitos.
Vértigo Paroxístico Benigno (VPPB)
Se define por la aparición de crisis de vértigo de escasa duración desencadenadas por un cambio de posición. No suelen durar mucho y desaparecen ya sea espontáneamente o debido a la modificación de la postura por parte de quien lo padece.
La mayoría de expertos coinciden en afirmar que el VPPB es la causa más frecuente del vértigo. De hecho, representa el 35% de los vértigos de origen periférico, una cifra que asciende hasta el 50% si se tienen en cuenta las personas mayores de 60 años. "En esta franja de edad es en la que se sitúa una mayor incidencia de VPPB, que además es más frecuente entre las mujeres", explica el doctor Royo.
En este caso, el diagnóstico de la enfermedad se fundamenta "en una historia clínica típica y en la aparición del vértigo al realizar maniobras de provocación", afirma el doctor.
Neuronitis Vestibular
Se caracteriza por una crisis intensa y súbita de vértigo rotatorio, con grandes manifestaciones vegetativas y sin alteración de la audición ni acúfenos. Se produce por un fracaso súbito y completo de las funciones del laberinto posterior. A pesar de que se desconoce su origen, la teoría más aceptada es que se desencadena a raíz de una infección por un virus.
"Este tipo de vértigo afecta por igual a hombres y mujeres y su incidencia máxima se sitúa entre los 40-50 años de edad", asegura el doctor Royo. En lo que se refiere al diagnóstico, la exploración clínica es la típica de un vértigo periférico en fase aguda, además de aparecer una lesión del laberinto afecto.
Decálogo para la prevención de vértigos
Con el fin de asegurarse de que todos disfrutemos de una vida sin vértigos periféricos, GAES da unos sencillos consejos:
- Evitar la aparición de otitis o tapones de cerumen, manteniendo las orejas limpias y secas y protegiéndonos del frío y las corrientes de aire.
- Someterse periódicamente a una revisión auditiva e incluso ocular.
- Apostar por una alimentación sana y evitar el tabaco y la cafeína.
- Mantener una buena postura corporal, evitando bajar la cabeza más allá de los hombros, estirar el cuello hacia arriba o realizar giros bruscos.
- Disminuir el consumo de los medicamentos ototóxicos, entre los que se encuentra el Ácido acetilsalicílico, ciertos fármacos diuréticos y algunos antiinflamatorios y antibióticos.