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Planificación familiar - Lo fundamental - El ciclo reproductor femenino

Hay que desterrar falsos mitos y tomar medidas eficaces si se desea prevenir el embarazo

El embarazo es más probable que se produzca entre los días 14 y 16 del ciclo

La elección del método anticonceptivo depende exclusivamente de la pareja

Todos los meses las mujeres tienen la regla. Esto se produce porque cada mes su cuerpo se prepara para una posible gestación. El proceso es el siguiente: los ovarios, además de madurar los óvulos, fabrican hormonas (estrógenos, progesterona y testosterona). Estas hormonas se encargan de producir los cambios necesarios en el útero y en el resto de los órganos sexuales para una posible gestación. La actividad de los ovarios se regula a través de un centro situado en el cerebro (hipotálamo-hipófisis).

El ciclo reproductor femenino comienza con el primer día de la regla. A lo largo de los 7-8 días siguientes de su inicio, gracias a las señales que el cerebro envía a los ovarios para que produzcan estrógenos, con el fin de que se produzca la maduración de varios folículos y, al mismo tiempo, la pared interior del útero, llamada endometrio, se prepare para recibir al óvulo fecundado.

De todos los folículos que inician su crecimiento en cada periodo menstrual (suelen ser de siete a ocho), solamente uno crece y madura del todo, produciéndose su rotura (ovulación) entre los días 12 y 16 del ciclo. Cuando se rompe, la trompa de Falopio se acerca al ovario para recoger en su interior al óvulo.

Para que se produzca la fecundación (unión del óvulo con un espermatozoide) es necesario que el contacto sexual (coito) entre hombre y mujer (excepto cuando se utilizan técnicas de fecundación artificial o asistida) se realice en un momento cercano a la ovulación (días 12 a 16 del ciclo).

Durante el coito, el hombre eyacula entre 2 y 4 mm³ de semen, que contienen unos 200 millones de espermatozoides que se depositan en la parte superior de la vagina. Desde esta zona, los espermatozoides ascienden hacia el útero ayudados por el moco cervical hasta llegar a las trompas de falopio, que se han unido al ovario para recoger al óvulo.

Por lo general es un único espermatozoide el que logra traspasar la barrera exterior del óvulo y fecundarlo, formando una célula, que a partir de ese momento se dividirá sucesivamente hasta convertirse en embrión. Entre tres y cuatro días después de la ovulación el óvulo fecundado llega al útero impulsado por las contracciones de la trompa de Falopio. Una vez allí todavía puede tardar dos o tres días en implantarse en el endomterio y formar la vesícula gestacional, en la que se desarrollará el nuevo ser.

Sin embargo, si el óvulo no es fecundado en las 12 horas siguientes a su expulsión del ovario, va perdiendo vitalidad y acaba por morir 48 horas después de la ovulación. Mientras tanto se desarrolla una importante actividad hormonal, que se inicia en el momento de la ovulación, cuando, aún en el ovario, el folículo adquiere una nueva forma y capacidad para, además de estrógenos, generar la otra hormona esencial tras producirse la ovulación: la progesterona. A este folículo se le denomina cuerpo lúteo.

La progesterona es la hormona encargada de preparar al endometrio para recibir al óvulo fecundado y mantener la gestación hasta la formación de la placenta. Si esto ocurre, el cuerpo lúteo se atrofia y, en el día 14 después de la ovulación desciende la producción de progesterona, lo que provoca el desprendimiento del endometrio y ,como consecuencia, la hemorragia vaginal, más conocida como regla, periodo o menstruación, iniciándose a continuación otro ciclo.

En conclusión, los días en los que es más probable que se produzca el embarazo son los más próximos a la ovulación, es decir, entre los días 12 y 16 del ciclo. Una pareja sana, fértil y sexualmente activa que no utilice un método anticonceptivo tiene un 90% de probabilidades de procrear a lo largo de un año.

La anticoncepción es la utilización de cualquiera de las medidas que hacen posible prevenir un embarazo. La elección del método anticonceptivo depende exclusivamente de la pareja. Debe tratarse de una decisión libre y tomada después de haber recibido una información objetiva sobre todos los métodos disponibles, así como de sus ventajas e inconvenientes.

Si no se tiene una pareja estable, la anticoncepción siempre dependerá de la mujer, pues será ella la que sufra las consecuencias de una gestación no deseada.

Hay que tomar las medidas necesarias si se desea prevenir el embarazo. Y en este sentido se han de desechar viejas creencias como: