Las bajas temperaturas no tienen absolutamente nada que ver con el catarro y la gripe, pero existen factores que se combinan en el otoño-invierno para producir una mayor frecuencia de enfermedades respiratorias víricas; es más importante el hecho de que en las épocas más frías y más húmedas se suele estar más juntos en lugares cerrados durante más tiempo. Este factor se podría llamar "efecto apelotonamiento". Se ha comprobado que, en los lugares en los que no hay primavera-verano-otoño-invierno, sino una estación seca y otra húmeda, la incidencia de este tipo de infecciones es mayor durante la estación húmeda, probablemente, por esta misma razón.
El "efecto apelotonamiento" se nota especialmente en la época escolar, ya que los niños pasan mucho tiempo encerrados juntos, y luego llegan a sus respectivas casas y propagan la enfermedad.
Se han realizado multitud de estudios en lo que se ha expuesto a unos grupos de personas a bajas temperaturas y a otros grupos no, y en la inmensa mayoría de ellos no se han comprobado diferencias en la frecuencia de infección.