La litiasis biliar o colelitiasis se define como la existencia de cálculos o piedras dentro de la vesícula biliar. La vesícula y las vías biliares cumplen la función de conducción, almacenamiento y liberación de la bilis al duodeno durante la digestión. La vesícula concentra la bilis absorbiendo agua. La litiasis biliar se forma por diversas alteraciones en el metabolismo de algunos componentes de la bilis.
El cuadro clínico típico de la litiasis biliar es el cólico biliar o hepático. Es un dolor intenso, generalmente continuo, localizado preferentemente en el lado derecho del abdomen, debajo de las costillas, e irradiado a espalda y hombro derecho. A pesar del nombre, el dolor habitualmente es constante y no cólico, dura de una a cuatro horas y no se alivia con los movimientos intestinales. Se acompaña de vómitos y náuseas. Suele desencadenarse una o dos horas después de la ingesta y, sobre todo, tras comidas ricas en grasas, aunque no es infrecuente su aparición sin relación con la toma de alimentos.
Entre las complicaciones posibles, se encuentran la inflamación de la vesícula biliar (colecistitis aguda), que se debe sospechar si el dolor se prolonga o se acompaña de fiebre y ante la presencia de cálculos en el conducto biliar, una pancreatitis aguda y el desarrollo de un cáncer de vesícula biliar. Esta colecistitis es fruto del estancamiento de la bilis y de la distensión e inflamación de la vesícula.
La litiasis biliar es una de las enfermedades más frecuentes del hombre, especialmente en los países occidentales. Los factores que favorecen la aparición de litiasis biliar son el sexo femenino, la edad avanzada, los embarazos, los contraceptivos y los tratamientos estrogénicos, la obesidad, la hipertrigliceridemia y los niveles bajos de colesterol HDL, las pérdidas bruscas de peso y las dietas ricas en grasas y pobres en fibra vegetal.