El trasplante de células madre, ya conocido por los especialistas en esta patología, ha dado prometedores resultados al aplicarlo de una forma determinada y en un tipo concreto de pacientes.
Los elegidos para este ensayo no habían experimentado progresión alguna de su condición tres años después del tratamiento y el 62% estaba libre de enfermedad.
La esclerosis múltiple se desarrolla en dos fases. En la primera, llamada recurrente-remitente, los síntomas aparecen de forma intermitente y son parcialmente reversibles. Estos "brotes" se deben a una reacción anómala del sistema inmune que ataca y destruye las bandas de mielina de los nervios. En el caso de la segunda fase, el deterioro gradual y progresivo se debe a la degeneración de los axones (terminaciones nerviosas) atrofiados.
La mayor parte de los ensayos realizados con células madre hematopoyéticas (trasplante de médula) se han llevado a cabo en pacientes en los que el deterioro neurológico ya era continuo y no se había conseguido que revierta la neurodegeneración. Pero un estudio realizado con 21 pacientes en fase recurrente-remitente abre una puerta a la esperanza. El estudio, publicado en The Lancet Neurology, refiere que los participantes se sometieron a un tratamiento en dos fases. Primero filtraron su sangre para extraer sus células madre hematopoyéticas y las congelaron. Después, recibieron varias dosis de dos fármacos encaminados a suprimir el sistema inmune (pero sin destruir por completo la actividad de la médula ósea) y, por último, se les trasplantaron de nuevo sus células madre hematopoyéticas. El objetivo de este método era que las nuevas células defensivas no se vuelvan contra el propio cuerpo.
Después del trasplante, se evaluó a los participantes a lo largo de 37 meses utilizando la Escala del Estado de incapacidad ampliada de Kurtzke y se compararon sus puntuaciones con las obtenidas antes del tratamiento.
Al cabo de tres años, el 100% de los pacientes estaban, como mínimo, igual que al inicio, lo que significa que su enfermedad no había avanzado, y el 81% había mejorado al menos un punto en la escala en comparación con su estado basal. En cuanto a la actividad de la patología, el 62% de los pacientes se encontraban libres de enfermedad (falta de actividad de la enfermedad, respecto a los brotes y a los signos de la resonancia magnética). Su calidad de vida y su función cognitiva también mejoraron.