El enfermo de psoriasis puede tener una reacción de miedo y de depresión ante una enfermedad crónica que altera su imagen corporal. Aceptar esta situación puede requerir un periodo largo de tiempo y podría ser de ayuda que el enfermo acudiese a terapia o grupos de apoyo, pues hablar con otras personas de la enfermedad le será de gran ayuda. Es importante compartir los sentimientos que inspira la enfermedad y los miedos que pueden ocasionarse en el día a día con una persona que muestre empatía. Una vez que el enfermo ya ha aprendido a convivir con la enfermedad, deberá afrontar nuevos retos, pues en cada nuevo brote debe afrontar diferentes situaciones estresantes que le pueden ocasionar vergüenza, enfado o culpa, debido al aspecto de su piel.
El paciente siempre debe aceptar y respetar sus sentimientos sin dejar que el abatimiento le venza. La psoriasis es una enfermedad crónica con la que hay que convivir y el enfermo debe afrontarla con ánimo y buscando recursos para los días en que se encuentre más deprimido (como usar manga larga, por ejemplo).